martes, 3 de mayo de 2011

LA REVOLUCION DE MAYO

Si es complejo el análisis del porqué de esa revolución hay algo que no lo podemos olvidar: la revolución es la búsqueda de un cambio estructural en vista de una autodeterminación. Claro que para llegar a ella pasaron como 300 años e influyeron ideologías, pensamientos y movimientos que venían de Europa.
     Hoy, con la velocidad de la comunicación, de la globalización, etc. las realidades cambian más vertiginosamente. También vemos que los cambios tienen como objetivo los intereses nacionales que por lo general son económicos. Ejemplo: lo de Libia. ¿Por qué ahora este cambio frente a la dictadura de Kadafi cuando hasta hace poco se lo recibía con alfombra roja en los estados Europeos? Y así se podrían multiplicar los ejemplos en estos últimos 50 años.
La “revolución” como movimiento de cambio en vista de una superación es dinámica. Lo malo es quedarnos con lo de siempre para no cambiar nada y más, quedarnos anclados en lo pasado para eternizarse en el poder. La revolución de Mayo tenía ideas e ideales; hoy parecería que no hay ni ideas ni ideales; hay búsqueda de poder y nadie es eterno. Esto es tarea de todos, algunos con más responsabilidad, pero todos tienen la capacidad de pensar, todos, quien más quien menos, tienen inteligencia, capacidad de discernimiento, capacidad de juicio. Ciertamente una nación no se fundas solamente sobre lo económico (puedo llegar a lo alto y por cualquier circunstancia, caer a lo bajo; lo vemos….).
La revolución entonces hay que entenderla en cuanto una elevación del ser humano como tal y no solo en cuanto lo económico (que muchas veces es engañoso).
     Este año es electoral. ¿Votaremos por sentimiento, simpatía o egoísmo? ¿O lo haremos con inteligencia, discernimiento, juicio?
Conoceremos los proyectos, las ideas e ideales de los candidatos sobre temas esenciales para una nación como son el tema de la vida, de la familia, la corrupción estructural, el sentido de ser administradores y no “dueños”, etc.
     Como cristianos, nunca separemos los fundamentos de nuestra fe y las enseñanzas de Jesús que nos transmite la Iglesia de la construcción de nuestra Patria. Como enseña Jesús en el Sermón de la montaña: “el que escucha las  palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. (Mt. 7, 24)

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