¿Qué importancia y valor le damos a la Colecta? En nuestra Comunidad, antes del ofertorio realizamos la Colecta. Los últimos sábados y domingos del mes es de alimentos; casi todos los meses se hace una para las necesidades de la Iglesia Universal: África, Tierra Santa, Caridad del Papa, Misiones; otras son de carácter nacional: Caritas, Fides, Más por Menos, Migrantes; otras de carácter diocesano: Seminario, Aporte al Obispado. En definitiva quedan dos por mes para las necesidades la Casa común que es nuestra Parroquia.
¿Qué es la Colecta? Es el signo de sentirnos parte de esta Familia y nuestra corresponsabilidad en el bien común de ella, manteniendo las estructuras, apoyando iniciativas, etc. Es también signo del “valor e importancia” que le damos sea a nuestra vida y a lo que estamos celebrando. Si lo que celebramos es “a Jesús que comparte nuestra vida hasta entregarla” también nosotros tendríamos que entender que como El, debemos compartir el bien común. Sería interesante leer como se comportaba aquella comunidad cristiana relatada por Lucas en los Hechos de los Apóstoles 4, 32.
Independientemente de las formas, el espíritu, que es el que vale, tendría que ser el mismo: “compartir”.
Lo que se percibe es que este signo también se está vaciando de significado (se ve en los resultados). A mala pena lo aceptamos como pensando que la Iglesia es mantenida por el Estado o por el Vaticano; o que vive del Espíritu, etc. Por el elenco que hicimos arriba vemos que todos estamos llamados a contribuir para sostener diversas realidades, además de lo que corresponde a nuestra Parroquia.
Ciertamente Dios no necesita de nuestro dinero, pero sí quiere ver nuestra generosidad para que su obra siga en la tarea comenzada por Jesús. Y esa es nuestra responsabilidad, cada uno de acuerdo a sus “reales” posibilidades.
De esa manera, la colecta es de verdad un signo del ofrecimiento que hacemos de nuestra vida, junto con el pan y el vino para que se conviertan en el “compartir” de Jesús para bien de todos.
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