viernes, 8 de julio de 2011

JUAN PABLO II, BEATO


            El pasado 1º de mayo se realizó en Roma la Beatificación de Juan Pablo II, después de 6 años de su fallecimiento. Todo un record en este tipo de ceremonia y reconocimiento. Recordemos que cuando murió, en la Plaza S. Pedro pedían “Santo subito!”.
            No cabe duda que Juan Pablo fue un personaje que hizo historia, y no solo la eclesiástica sino también la humana. Su preocupación como sucesor de Pedro y por lo tanto como guía de la Iglesia fue la de llevar el mensaje de Cristo a todas partes; un mensaje hecho de una manera muy humana: “¡Abran las puertas a Cristo!”. Y esta preocupación la vivió siempre, antes de ser obispo, cardenal y Papa; Lo conocimos, al comienzo de su Pontificado, como el “Papa atlético”, y también, cuando ya anciano y devorado por el parkinson, era incapaz de moverse y hablar.
Si bien muchas cosas pueden ser discutidas, y en esto hay mucha libertad, también es necesario reconocer los gestos de grandeza de este Papa: besaba el suelo de la tierra dónde llegaba; se comprometía con las distintas situaciones de los países. Se jugaba por la paz en las distintas latitudes: ¿quien no recuerda (pero parece que ya muchos se olvidaron) algo que nos tocó muy de cerca cuando el conflicto con Chile por el Canal de Beagle? Se  evitó una guerra y muchos muertos. También cuando “la dictadura” comenzó la absurda guerra  por las Malvinas,  él se vino inmediatamente a compartir esos momentos con nosotros.
¿Quién dio comienzo a la liberación de la dictadura del comunismo en los países del Este hablando en Polonia de la libertad religiosa y cuando cayó el muro de Berlín?; ¿no se comprometió con el sindicalismo polaco?; ¿no sufrió un atentado porque molestaba en el contexto internacional?
Era un predicador incasable. Recorrió todo el mundo para llevar el mensaje de Cristo aún siendo anciano. Fue un personaje mediático, que llegaba a todos; no era acartonado. En esas famosas “Jornadas de la Juventud” en los distintos países, ¡cuánto entusiasmo generaba!
Por lo general estas cosas se reconocen a la distancia, no inmediatamente.
Condujo la barca de Pedro en momentos difíciles, de confusión, de relativismo, iluminando con sus encíclicas y documentos los distintos momentos y situaciones. Sus gestos fueron proféticos: el encuentro con su atentador, perdonándolo; el pedido de perdón público a toda la humanidad por todos los pecados y errores de la Iglesia (en sus hombres y mujeres) en sus distintas etapas; (recordemos que la Iglesia como estructura humana es “santa y pecadora”).
Fueron muchos los años en los cuales fue “Pastor de la Iglesia”; marcó un rumbo, pero lo que más iluminó con su palabra y sus gestos, fue la figura de Cristo “Salvador de  todos los hombres”.
            Ahora con seguridad nos podemos dirigir a él para que siga intercediendo por todos nosotros y nos ayude con su ejemplo de coherencia a ser perseverantes y fieles al evangelio.

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