lunes, 31 de diciembre de 2012

LA FE SE HACE VIDA LAS OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES


Uno de los objetivos del Año de la Fe es el de hacer de la Fe un estilo de vida. En otras palabras: ¡vivir el don de la fe!
El apóstol Santiago nos recuerda -y es Palabra de Dios- que la Fe sin obras es una fe muerta. La respuesta del hombre al don de la fe, lo que hace la fe madura, son las obras, la unión entre lo que creemos y lo que vivimos. Sabemos por el Evangelio (Mt. 25) que el Juicio personal y universal al final de nuestra vida terrena tendrá como eje nuestra preocupación por el otro, única manera de estar en comunión con Dios.
La tradición de la Iglesia a lo largo de toda su existencia nos sintetiza estas obras de misericordia en dos grupos de siete (valor simbólico del número 7): las corporales y las espirituales. Veamos cuáles y qué son las obras de misericordia corporales (las espirituales las presentaremos en febrero).

Las obras corporales no las puede realizar ciertamente una sola persona. No todos se encuentran en las condiciones de realizar la totalidad de siete pero cada uno tendría que ver por qué camino Dios lo guía para hacer “madura” la fe recibida. Una Comunidad cristiana, que es espiritualmente y realmente Cuerpo de Cristo, estaría invitada por medio de sus miembros a vivir estas obras que en definitiva son las obras (respuesta) sobre las que seremos juzgados en el Juicio final (Mt. 25). Estas obras no necesitan explicación pues son “obras” concretas que todos podemos comprender.

1. Visitar y cuidar a los enfermos.
2. Dar de comer al hambriento
3. Dar de beber al sediento
4. Dar albergue al peregrino
5. Vestir al desnudo
6. Visitar a los presos
7. Enterrar a los muertos

Para una aproximación más detallada leer el Catecismo de la Iglesia Católica nº 2447.

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