martes, 11 de diciembre de 2012

EL EVANGELIO DE LUCAS



En este nuevo ciclo litúrgico la Iglesia medita el Evangelio de Lucas en las celebraciones festivas. Por eso, para la oración personal, grupal o comunitaria con la Palabra de Dios es bueno tener presente algunas pistas:

1)    El Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles fueron escritos por el mismo autor. El Libro de los Hechos es la continuación del Evangelio: lo que sucedió en Jerusalén continúa luego en el mundo...
2)    Sitúa  la presencia de Cristo en el contexto histórico: la encarnación de Dios con todo lo que ella conlleva.

3)    Fue escrito para los paganos, en un contexto social y político romano, culturalmente abierto a los griegos. Insiste en la radicalidad de la Resurrección de Jesús pero como esto era difícil de entender para los griegos, Lucas usa un lenguaje más comprensible: “Jesús está vivo.” Tampoco encaja el título de Cristo Mesías en el mundo cultural, así que los presenta como el “Señor, Salvador”. Tiene sus diferencias con relación a los otros evangelistas.
4)    Todo el evangelio de Lucas está centrado en Jerusalén, que es un lugar con características teológicas. La Salvación comienza en ella y termina en ella y desde allí se lanza la misión universal.
5)    La misión de Jesús es universal, no se cierra en el Pueblo Judío, por eso aparecen mucho los samaritanos...
6)    Las mujeres tienen un lugar preferencial (lo que no es común en los otros evangelistas y en la cultura de la época).
7)    Es un Evangelio social, destaca la importancia de lo humano-terrenal en el proyecto de Dios pues aquí y ahora se juega la única vida del hombre.
8)    El perdón en Lucas, que es MISERICORDIA, es  un aspecto fundamental, pero que exige “conversión”.

Estos son algunos rasgos característicos de Lucas que nos pueden ayudar en nuestro “camino de conversión” hacia la Jerusalén celestial.

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