Santa Fe (AICA): ¨Hay
como un mercado religioso creado por el hombre que no resiste la mirada
purificadora del Evangelio. La fe cristiana parte de la iniciativa
de Dios que viene al encuentro del hombre. A esto que nos parece tan simple
siempre debemos volver, para superar toda tentación de manejar a Dios y hacer
de la vida religiosa una suerte de relación a nuestra medida, que la acomodamos
a diversas circunstancias. Dios pasa a ser como un adjetivo más en nuestras
vidas y no la fuente que nos enriquece y que, ciertamente, nos puede
sorprender”, advirtió el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José
María Arancedo.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor
José María Arancedo, recordó que “Dios y la libertad del hombre nos hablan de
un amor único y personal, pero también de la dignidad y el poder del hombre”,
al reflexionar sobre el pasaje evangélico de la visita de Jesús a la casa de
Marta.
“Este aparente límite de Dios no desconoce su
grandeza, sino que expresa el camino de su pedagogía. Dios no ha creado
‘robots’, ha creado hombres libres y responsables. Marta lo recibe, es lo que
el Señor espera. Este aspecto del relato evangélico es esencial, es la primera
actitud de fe que descubre la presencia del Señor y lo recibe”, subrayó en su
alocución semanal.
El prelado afirmó que “a su presencia solo la podemos
conocer con los ojos de la fe. Ella no es para nosotros un salto al vacío ni
algo mágico, sino un apoyarnos en el testimonio de su Palabra que nos llama e
invita a un encuentro vivo con él”.
“Una fe que se desconecta de esta fuente única va
creando sus propios proyectos, elaborando sus creencias y aparentes seguridades
que nos alejan del Dios verdadero, del Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Hay como un mercado religioso creado por el
hombre que no resiste la mirada purificadora del Evangelio”, advirtió.
“La fe cristiana parte de la iniciativa de Dios que
viene al encuentro del hombre. A esto que nos parece tan simple siempre debemos
volver, para superar toda tentación de manejar a Dios y hacer de la vida
religiosa una suerte de relación a nuestra medida, que la acomodamos a diversas
circunstancias. Dios pasa a ser como un adjetivo más en nuestras vidas y no la
fuente que nos enriquece y que, ciertamente, nos puede sorprender”,
sostuvo.
Monseñor Arancedo destacó que “su Palabra y la
Eucaristía son lugares primeros donde Él ha querido quedarse para este
encuentro. Aquí aparece la Iglesia como casa y comunidad que él ha instituido
para dejarnos, a modo de testamento vivo, su presencia. Por ello es nuestra
madre. Pero también sabemos, porque Él nos lo ha dicho, que está y viene a
nosotros en nuestros hermanos más necesitados, en quienes ha querido ocultar su
presencia, en los más pobres”.
“¿Cuándo te vimos, Señor?, es la pregunta que orienta
su respuesta en el evangelio: ‘Les aseguro, nos dice, que cada vez que lo
hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Como vemos,
la vida cristiana es respuesta a la iniciativa de Dios. Para encontrarlo,
debemos buscarlo donde él ha querido quedarse y nos espera”, concluyó.+
No hay comentarios:
Publicar un comentario