Queridas
familias:
No nos cabe ninguna duda que nos
encontramos en un mundo y en situaciones que nos dejan desconcertados, incluida
nuestra querida Iglesia (nuestra familia) en su estructura y como comunidad de
discípulos de Jesús. Pero en todas las épocas hubo dificultades y las personas
se preguntaban sobre el sentido de la vida en situaciones difíciles. Quizás a
nosotros, en este momento de grande confusión, nos cabría también hacernos la
misma pregunta, pues si queremos ser felices no nos queda otra cosa que darle sentido
a la vida así como es.
Nosotros que somos miembros de la Iglesia lo proclamamos bien claro,
aunque muchas veces nos cuesta asumirlo en la vida concreta: JESUCRISTO ES EL SENTIDO DE LA VIDA; Él
va más allá de todo lo meramente humano, más aún diviniza lo humano. Sin esta
perspectiva trascendente nos moveremos siempre entre angustias y desesperanzas.
Jesús quiere que nosotros nos encontremos con él y que hagamos una experiencia
de su presencia. Tenemos un pasado que lo podemos evaluar, tenemos un presente
que debemos construir, y en el medio, hoy, la posibilidad de encontrarnos con
Cristo para que nos proyecte en una tarea que lleve a mejorar lo que somos y
tenemos.