Después de haber visto
algunos de los signos de la Misa ,
es bueno que resumamos algunos conceptos para entender el todo.
Cuando se habla de LITURGIA se está hablando de lo que hacemos,
lo que realiza el hombre; esto desde el punto de visto humano (ej. La liturgia
maradoniana salida a la luz algunos años atrás, etc.) Pero en la Liturgia cristiana la
diferencia está, y de una manera inequívoca,
en que si bien la realizamos nosotros, la primacía es de Dios. Es El quién
actúa eficazmente por medio de nuestro “hacer”. Siempre en primer lugar está El,
toma la iniciativa, actúa. Además es Dios quien tiene la absoluta prioridad en
el papel educativo de la liturgia. De manera que «Dios educa a su pueblo por
medio de la liturgia, que es manantial inextinguible de catequesis».
El Papa nos recuerda lo siguiente: «La Iglesia , en especial
cuando celebra los divinos misterios, se reconoce y se manifiesta como
realidad, que no se puede reducir a mero aspecto terrenal y organizativo», «el
corazón pulsante de la comunidad se debe reconocer – más allá de los necesarios
confines de la ritualidad – porque la liturgia
no es tanto lo que hace el hombre, sino lo que Dios hace con su admirable y
gratuita condescendencia».
Así se puede entender la vida litúrgica de la Iglesia y toda la riqueza
vivencial que encierra ya que no se comienza a ser cristiano por una decisión
ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva.
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