Queridas
familias:
En la
visita del Papa a Croacia, en la antigua Yugoslavia, volvió a insistir sobre el
valor de la familia para la humanidad. Un valor que nace en la creación por
parte de Dios, origen de todo. También invitó a todas las familias a “no tener
miedo de tener hijos”. ¿Por qué insistir tanto en estos temas? Es evidente que
si el hombre se confronta con el Proyecto de Dios creador, encontrará que hoy
la situación ha cambiado. Si no existe esa confrontación lo que se produce es:
“lo que siento, lo que me parece, lo que creo”. Me convierto yo mismo en punto
de confrontación o metro; en otras palabras me apropio del “árbol de la ciencia
del bien y del mal”. El resultado es: cualquier relación es llamada
“matrimonio”; los hijos aparecen de cualquier manera menos las “naturales”.
Todo esto lo estamos viendo también en nuestro país
con las “nuevas” leyes sobre el
matrimonio (llamado igualitario) y la lucha de minorías bulliciosas sobre el
tema del “aborto”.
Se piensa que somos progresistas, maduros, civilizados
porque nos independizamos de Dios y de su proyecto. Pensar y actuar según Dios
es “oscurantismo”, es de retrógrados, de inmaduros, de falta de autoestima y
libertad. Todo lo que viene de Dios es “represor”. De hecho en gran parte de la
sociedad se rechaza a la
Iglesia por defender y exponer el proyecto de Dios.
También la prensa que se le da a las minorías y el
“ruido” que hacen, quieren transmitir una ideología y se usa como caballito de
batalla el tema “de los derechos humanos” cuando lo “humano” es el que es
avasallado con los pretendidos derechos. Como siempre se defienden pretendidos
derechos y nunca se asumen las responsabilidades. Cuando una sociedad se
convierte en “anárquica” no tiene futuro, está destinada a desaparecer.
Si es cierto, y lo es, que la familia es la “célula”
de la sociedad, lo que un Estado tendría que hacer es proteger esa célula,
estimularla, apoyarla, ayudarla y no permitir que “cualquier mamarracho” sea
célula de la sociedad. Solo de esa manera se contribuye al bien común de la
sociedad. De otra manera habría que legalizar lo que cada uno quiere hacer,
construir o vivir, sin importar a quien y lo que se puede perjudicar.
El Matrimonio según el Proyecto de Dios es la unión de
un hombre y de una mujer y para siempre. Tiene como finalidad la ayuda mutua para
“crecer” humana y espiritualmente y también para que, en ese ambiente –
estructura, se pueda dar la transmisión de la vida para bien de la humanidad
expresada en los hijos. Esto es lo “natural”, lo genuino, así fue la obra de la
creación. Así lo expresó también el mismo Jesús, quien llevó a su origen y a su
plenitud lo que es el matrimonio y la familia.
Y es tanta la importancia que Jesús le dio a la unión
del hombre y de la mujer que lo convirtió en un “sacramento” de su presencia
salvadora de manera tal que la
Iglesia , interprete del mensaje de Jesús, nos enseña que para
los cristianos “el único matrimonio valido es el que se da dentro de ese
Sacramento”. En esto hay que ser siempre muy claros y no ambiguos, llevando a
la confusión. La Iglesia
no puede bendecir cualquier otra situación. ¡Se tiene que ser comprensivos pero
no ambiguos!
Con la bendición de Dios para todos.
p.
Darío
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