sábado, 6 de agosto de 2011

“EL ESPIRITU SANTO NOS IMPULSA A LA EVANGELIZACION”


Queridas familias:
            En este mes de agosto, en Madrid, se celebra la Jornada Mundial de la Juventud. Ya desde la época del Papa Juan Pablo II se reunían multitudes en distintos lugares del Mundo. Nuestra Parroquia, con la ayuda y el apoyo de la Diócesis de Brescia, tuvo la oportunidad de estar presente en dos las Jornadas: la que se realizó en París, Francia en el 1997, con dos representantes  y la que se realizó en Roma con motivo del segundo milenio (2000) con 11 representantes. Además de la posibilidad de viajar a Europa, lo importante fue participar de esos encuentros multitudinarios y bien organizados. Fueron momentos de “Gracia de Dios”.
            Ciertamente los que participan a estos encuentros no son todos los jóvenes del mundo, se podría decir que son una gran minoría. Pero los Apóstoles eran minoría y también los primeros cristianos lo eran. Pero el Pentecostés los impulsó a salir a evangelizar a sus coetáneos.
            Así también los encuentros de la Juventud son momentos de Pentecostés. En ellos, por la voz de los organizadores, de las catequesis, del mismo Papa, el Espíritu Santo quiere impulsar a que los jóvenes vayan a evangelizar a otros jóvenes.
            Sabemos que esto es imperioso. ¡En nuestras comunidades faltan los jóvenes! ¡Estamos envejeciendo!; no hay recambios, pocos o nadie toma la posta de una vivencia de Iglesia o de familia.
            Hay que constatar que nosotros, los “viejos” estamos fuera de onda, sea por la cultura, sea por las formas, sea por la mentalidad, sea por el lenguaje, etc. Por más esfuerzos que podamos hacer no es fácil encontrarse con los jóvenes. Sí lo pueden hacer otros jóvenes. De hecho, lo podemos constatar, entre ellos se encuentran; y no sólo con los más o menos “practicantes”, sino con muchos otros.
            ¿Quién no recuerda con cuánto entusiasmo regresaron nuestros muchachos? Quizás no supimos acompañarlos, quizás el medio ambiente apagó la llamita del compromiso para con los demás. La realidad es que el tema jóvenes es una deuda pendiente en la Iglesia y por ende, de nuestra comunidad.
Dicen es bueno soñar. Por ejemplo que ellos tengan iniciativas, que busquen, que pidan ayuda, que se formen, que presenten sus inquietudes, que se comprometan en la construcción del Reino más allá del propio círculo.
Hoy en día ya las inquietudes, a partir del mensaje de Jesús que nos transmite la Iglesia, tienen que salir de los mismos jóvenes; no se pude imponer desde arriba, tenerles todo organizado (por lo que dijimos más arriba).
            Y como soñar no cuesta nada que bueno sería que los jóvenes que participaron en las dos oportunidades, estén atentos, desde aquí, en lo que pasa en Madrid y puedan seguir (hoy con Internet es fácil), esa Gracia del Espíritu para “recibirla” y volver a entusiasmarse.
            Y a nosotros, los “adultos” apoyarlos, estar dispuestos a acogerlos, comprenderlos y acompañarlos.
            Con la bendición de Dios para todos.
           
                                                                                  p. Darío

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