viernes, 13 de febrero de 2015

LA MISA DOMINICAL: EXPRESIÓN DE PERTENENCIA

     En un mundo donde el individualismo, la comodidad, o la superficialidad son moneda corriente, los cristianos están llamados a ser “Luz” y darle a cada realidad el sentido que el mismo Cristo ha querido. Así, el Domingo, es el día del Señor; un día que debemos dedicarlo a Él y la mejor manera de hacerlo es  realizando lo que él nos ordenó en la última cena: “Haced esto en memoria mía”. Este era y es un modo de realizar por medio de signos su sacrificio para bien de todos los hombres, incluidos nosotros. Así lo entendieron los primeros cristianos que se reunían asiduamente para la eucaristía, cuando, además de hacer presente el sacrificio de Cristo, se manifestaban sus seguidores y necesitados de su Vida para cumplir con la misión encomendada. Era y es un signo sagrado de pertenencia a la Iglesia; de un creer en serio en Él, como lo importante, el centro, y por quien vale la pena arriesgarlo todo.

 Pero también era y es un signo de amor hacia los hermanos en la fe, con los que “compartían todo” a partir “del compartir el mismo pan y la misma copa”.

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