Técnicamente no
es una encíclica, pero es como si lo fuese. La exhortación apostólica
“Evangelii Gaudium” es un documento programático, de fondo, solo de Bergoglio,
en el que marca la hoja de ruta que el Papa del fin del mundo quiere para la
nueva “primavera” de la
Iglesia.
Francisco llegó
al solio pontificio con el nombre y el lema del santo del “Repara mi Iglesia”.
Y, de inmediato, se puso manos a la obra. Con una pedagogía muy jesuita y muy
evangélica: “Hagan lo que yo hago”.
Primero dio
ejemplo con su vida y su testimonio y, ahora, pone por escrito el sueño de una
Iglesia “reparada y reconstruida”.
En el
frontispicio de esa nueva Iglesia reconstruida luce una palabra: “Casa del Padre”. Y por si quedaba
alguna duda, el Papa añade: “La
Iglesia no es una aduana”, no controla la vida de las
personas, fiscaliza sus ideas, creencias y pertenencias y da carnets de
perfección evangélica. La
Iglesia , según Francisco, no es para los “perfectos”, sino
para los pecadores.
El cambio de
orientación y de tendencia es brutal. Y va a dar mucho que hablar. Porque el
Papa apuesta por una Iglesia a la
intemperie, que se arriesga, que sale que se mete en el barro de la vida de la
gente, que aporta esperanza a los empobrecidos y tirados en las cunetas del
mundo, que vive en su seno la alegría del seguimiento de Jesús. Primero, el
Evangelio y después la doctrina, en contra de lo que “obsesivamente” se venía
insistiendo hasta ahora: doctrina repetida una y mil veces para dar apariencia
de seguridad. Ante esa dinámica del mundo le daba la espalda a la Iglesia y se producía una
estampida silenciosa de fieles que, desencantados, se iban sin dar portazos,
hacia la indiferencia.
Para detener
esta hemorragia silenciosa, Francisco propone una Iglesia-casa del Padre, con
las puertas siempre abiertas, con luz y
transparencia, sin nada que ocultar, con flores en las ventanas y calor de
hogar, aunque, eso sí, formada por pecadores. Y para conseguir esa Iglesia
doméstica propone abrir una serie de puertas, para que entre el aire fresco y
ventile la casa eclesial. Éstas son, entre otras, las 10 puertas de la Iglesia del Papa Bergoglio
(continuará….el mes próximo)
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