lunes, 17 de junio de 2013

CRISTO, PRESENTE REALMENTE EN LA EUCARISTIA, CONSTRUYE LA COMUNIDAD CRISTIANA


Queridas familias:
            Todos los creyentes fuimos llamados a ser parte de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Ser parte histórica de esta realidad implica ser constructores de la misma para que sea “santa e inmaculada”. Realizamos esta construcción íntimamente unidos a Cristo, el Dios hecho hombre que vive en medio de nosotros, ya que Él nos quiso asociar a su Cuerpo para que juntos la vayamos construyendo y llevando a su plenitud en el Reino de los Cielos.
Es por esto que al finalizar el “Tiempo Pascual” (tiempo para ahondar sobre la presencia del resucitado) la Iglesia nos propone la Fiesta del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo), presente en lo que llamamos “Eucaristía” bajo los signos del Pan y del Vino. Es importante recordar que “La Comunidad hace la Eucaristía y la Eucaristía hace (construye) la Comunidad”.
            En este Año de la fe, nos propusimos conocer mejor nuestra fe mirando sobre todo la Celebración Eucarística, pues en ella se da un compendio de la misma. La Eucaristía, pan y vino, constituyen el alimento que sirve para el crecimiento, para ir construyéndonos. El alimento nos edifica y la eucaristía tiene ese objetivo. Pero la Eucaristía, el Cristo que se entrega, muestra es “servicio”, preocupación del uno por el otro, es solidaridad, apertura, misericordia, perdón mutuo, amor (agapé); todo esto expresado en el “lavatorio de los pies”, según Juan 13,4.

Celebrar la Eucaristía sin ese contenido y pensando que es un acto “privado” y que no tiene consecuencias sería desvirtuar el objetivo de Jesús de decidir quedarse para siempre en medio de nosotros. La Eucaristía existe para “construir” la Comunidad y desde allí ofrecer a todos el mensaje vivencial de Jesús (“de cómo ustedes se amen, reconocerán que son mis discípulos”). Por eso ella tiene también como objetivo “la misión” en beneficio de toda la sociedad. Es negativo vivir la Eucaristía de una manera individual, egoísta, privada.
            Esta fiesta del Cuerpo de Cristo nos puede ayudar en el crecimiento de nuestra fe en Jesús. Pongamos nuestra atención en cada celebración de la Comunidad y hagamos que sea implicativa, rica y participativa sintiéndonos parte de la familia de Jesús.

            Jesús nos bendice siempre y nosotros al recibir su bendición le podamos agradecer y responder con generosidad en lo que nos pide.

No hay comentarios:

Publicar un comentario