Entre los días 29 de mayo y 3 de Junio se realiza en
Milán el “VII Encuentro Mundial de la Familia”. El lema del mismo es “La Familia, el Trabajo, la Fiesta” y
está basado en la idea de la “civilización del amor” sobre la que tanto
insistió el Papa Pablo VI. La “civilización del amor” se entiende como un
“estilo de vida” de relaciones basadas
en el amor (ágape), de donación de sí mismo, que llevan a emparentarse y a
unirse, ya sea como familia de sangre o no.
Hay que volver a una cultura de
familia. Para los cristianos, creados a imagen y semejanza
divina, el modelo es Dios como Trinidad
o relación entre las tres personas. Por eso, cultivar la familia es promover el
estilo familiar, basado en la comunicación, el diálogo y el amor. La cultura de
la familia es el núcleo de la civilización del amor y se construye con la
comunión fraterna.
Toda familia trabaja para
mantenerse. Hoy el trabajo no unifica, la sociedad industrial
separa y disgrega. Solamente el amor nos convierte en personas y nos ayuda a
crecer en humanismo. Nuestra sociedad de consumo solo parece preocuparse de lo
útil y del trabajo como medio de producción: producir para consumir y consumir
para poder producir más. Hasta el mismo hombre es objeto de consumo y
explotación. Por el contrario, la Fiesta
es reunión, comunidad. También el hombre se reúne con Dios en una fiesta que
celebra la relación con Él y los hermanos. Se festeja la pascua permitiéndole a
Cristo que por medio de esta fiesta sagrada haga florecer “la civilización del
amor”.
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