Queridas
familias:
¿Quien lleva a su plenitud la obra comenzada
por Jesús en la Pascua ?
¡Su Santo Espíritu! Dice el prefacio de Pentecostés: “en Él vivimos, nos
movemos y existimos”.
Él pone en nosotros el conocimiento de la verdad
que nos trasmitió Jesús; Él abre nuestros corazones a la docilidad, Él nos da
la fuerza para luchar contra las tentaciones de hoy que nos quieren separar del
camino marcado, Él es quien nos amalgama para que seamos “un solo cuerpo en una sola Iglesia”. Él hace la Iglesia de Jesús.
No hace falta ser “carismático” para
invocarlo, para tenerlo vigente, para ponerlo como presencia de Dios en el
ajetreo diario. Todo lo bueno que hagamos podemos realizarlo bajo el influjo
del Espíritu Santo que hace presente a Cristo resucitado, nuestro hermano y
salvador, para que siga obrando la salvación (la realización plena del hombre y
la mujer) en cada instante de nuestra vida.
Por ese motivo y no otro, quisimos -dentro de
nuestro territorio parroquial- dedicar la Capilla al Espíritu Santo: para que nos recuerde
esta centralidad del Espíritu en nuestro caminar como Iglesia Comunidad. ¡Cristo
sigue presente por su Espíritu (que es tan persona como Él y el Padre)! Y es el
Espíritu el que gesta y da a luz a la Iglesia en Pentecostés como continuación de la
vida humana de Cristo, de modo de re-unir a los hombres y seguir comunicando la
“buena noticia” (evangelización).
Es por eso que, como sostiene Benedicto XVI, “pertenecer
a la Iglesia
es una decisión seria” que hoy todos los cristianos estamos llamado a tomar. La
fiesta de Pentecostés es una muy buena oportunidad para ello.
Que el Padre misericordioso los bendiga con el
don del Espíritu Santo.
p. Darío
No hay comentarios:
Publicar un comentario