El día 20 de noviembre finaliza el Año Pastoral con el que nos guiamos
en nuestra vida parroquial y comunitaria: Cristo es el centro y lo más
importante pues es Dios hecho hombre que nos restauró ofreciendo su vida por
nosotros; de esa manera, es Rey.
Con esta fiesta concluye el Jubileo de la Misericordia. Termina
el Jubileo, pero no la misericordia de Dios que es eterna, es decir, que
continúa ofreciéndose a los hombres para que no desfallezcamos frente a las
adversidades y las caídas, para que, en esa confianza en Él, podamos
levantarnos y seguir caminando. Sería bueno entonces que nos preguntemos: ¿qué
dejó este año en nuestras vidas y en la Comunidad ?; ¿lo que hemos vivido, en todos sus
aspectos, nos han enriquecido? ¿Con qué espíritu vamos a encarar la nueva etapa?
¡Cuidado con la acidia, la chatura, la depresión espiritual, el cansancio
interior, el “dejar pasar”…!
Como finaliza el Año de la Misericordia lo queremos celebrar de una manera
especial… ¡VIVIENDO LA MISERICORDIA !
Para esto estamos tratando de llegar a todos los que de alguna manera
pasaron por nuestra Parroquia-Comunidad, para reencontrarnos en aquello que
algún momento nos unió, para alentarnos en el compartir misericordioso, pues el Padre nos quiere unidos y construyendo
la fraternidad: “Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste”
(Juan 17, 21).
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