Queridas familias:
¡Llegamos a la mitad del año! Y estamos
viviendo el llamado “Tiempo Ordinario” que, en el lenguaje de la Iglesia , corresponde al
tiempo actual vivido con los valores y criterios del Evangelio.
Enriquecidos con la Pascua , fortalecidos y
sostenidos por el Espíritu Santo, caminamos superando las contingencias
presentes que ciertamente para nosotros son pesadas y muchas veces parecen
insuperables. Sin embargo, son circunstancias siempre relativas, que cambian
con rapidez (los que tenemos unos cuantos años lo podemos percibir a partir de
nuestra experiencia). Por otra parte, contamos con la seguridad de que nunca
estamos solos; así nos lo recuerdan la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y de María,
pues, como nos enseña Cristo: “yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo”. Es una experiencia de fe…
Esta seguridad brota y nace, por lo tanto, de
la escucha atenta de la
Palabra de Dios. San Mateo nos relata en su Evangelio, al
final del cap. 7: “El que escucha mis palabras y las practica es el hombre
sabio y prudente que edifica su casa (vida) sobre la roca”. No hay dificultad,
entonces, que pueda derrumbar la sólida construcción de la lectura y práctica
de la Palabra
en cada uno de nosotros.
“Escuchar” no es lo mismo que “oír”. Oír es usar el oído, implica percibir
sonidos, ruidos, que inmediatamente desaparecen y nos dejan “vacíos”. Escuchar, en cambio, es una actitud
interior que implica relacionarse, estar en comunión, en consonancia, con
interés en el que habla. Es “relación”. En San Juan, dice Jesús: “mis ovejas
escuchan mi voz, ellas me siguen y yo les doy la vida eterna (la vida de Dios)
y nadie me las arrebatará”. Esto tendría que ayudarnos a superar los temores y
mirar siempre la vida con esperanza.
Cuando celebremos el “Día del Padre”,
recordemos que Dios Padre se manifiesta y se expresa en la paternidad de
nuestros papás. Es un momento para agradecer y renovar el compromiso de ser
misericordiosos como Él es misericordioso.
Que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos
bendiga con su amor que es misericordia.
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