viernes, 9 de noviembre de 2012

“LA FE SIN LAS OBRAS ES UNA FE MUERTA”


Queridas familias:
            Ya vamos terminando el año pastoral y comenzaremos a fin de mes otro más. Dar gracias a Dios es una necesidad porque, a pesar de todo, El sigue estando presente y acompañando nuestras vidas. Por cierto que no todo fue exitoso, no todo salió como uno ha planificado; mirar para atrás no sirve de mucho si no es para seguir apostando al hoy y al mañana. Como dice el Evangelio de Lucas: “alegrémonos porque nuestros nombres están escritos en el cielo”, y no tanto porque adquirimos resultados. Lo que “mira” Jesús es el esfuerzo sincero que hemos puesto en seguir sus pasos, en dejarnos guiar por El y su Iglesia, y no solo los logros.
            Además este año, en los últimos tres meses, no han faltado propuestas nuevas bajo la ayuda del P. Yiyo. Su presencia en la Comunidad hay que valorarla y agradecerla.
            Para mí también es motivo de agradecimiento el poder “aflojarme” un poco volviendo a mis raíces italianas, por el don de la vida y el don de la vocación presbiteral. Si bien bastante de mi tiempo lo he dedicado a consolidar los lazos familiares y de muchas amistades, también el ministerio en diversas comunidades (distintas) me ha ayudado mucho. Por eso el dar gracias a Dios Padre es parte de nuestro ADN cristiano. Y todo en función de mirar para adelante con esperanza y optimismo, viviendo el día a día en el lugar en el que El nos puso.

            La vida está llena de etapas, nunca sabemos cuándo será la última, pero cada etapa la tenemos que vivir como si lo fuese. Ahora está por terminar una más y comenzaremos una nueva. ¿Proyectos? A esta altura de la vida hay que hacer pocos y claros; vivir lo simple de cada día teniendo presente lo siguiente:
-       la consolidación de la vida cristiana en la comunidad, “la familia de Jesús”, “comienzo del Reino”; con aquellos valores que parten del Evangelio.
-       Consolidación de la vida familiar, pequeña Iglesia doméstica, con el redescubrimiento de los valores que la tienen que sostener y alentar.
-       La toma de conciencia de que nuestro ADN incluye la misión de ser anunciadores del Amor de Dios a todos. No tenemos que convencer a nadie, sino dar testimonio de que hemos conocido el amor de Dios (según dice S. Juan en una de sus cartas). Este será el hilo conductor del Evangelio de Lucas que se nos propondrá en el nuevo año pastoral a partir del último domingo de este mes.
            Para todo esto estaremos atentos al “Año de la Fe” comenzado en octubre, teniendo presente que la fe, regalo de Dios, es para ser vivida si bien para eso hay que conocerla y no imaginarla.
            Terminemos esta etapa con entusiasmo
para arrancar también con entusiasmo la nueva que nos regala Dios.
            Con la bendición de Jesús y de María








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