Queridas familias:
“La Palabra de
Dios es rica y eficaz” (Hebreos 4,12). Este es el mes de la Biblia. Así lo proponemos
vivir: tomando conciencia, por medio de una intensa preocupación, de la
importancia que tiene para nuestra vida cristiana.
Si hay que hacer una constatación es que en
los últimos 50 años se ha dado dentro de la Iglesia una importancia grande a la Biblia , aunque a nivel
personal siempre cuesta un poco ser fieles a su profundización. Pero hay que
insistir e ir creando conciencia de su valor único.
También hay que decir que no es fácil entrar
en ella, sobre todo cuando se hace de una manera individual. Es común escuchar:
“no la entiendo”, o sino al pretender domarla a la letra, nos resulta algo
imposible aplicar. Por eso es importante leerla “con la Iglesia ”. También hay que
tener en cuenta que la comprensión del Mensaje que nos transmite la Palabra es dinámico y
nunca estático. Por eso que ella “es
rica”, no se agota ni en la comprensión personal y tampoco eclesial; ¡es
infinitamente rica! Por eso siempre hay que bucear en ella para comprender, en
el hoy, lo que nos quiere decir. Veremos que siempre es algo nuevo y actual.
La otra característica de la Palabra es que “es eficaz”, produce lo que anuncia.
¿Qué produce? “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”,
y lo hizo para ofrecernos lo que llamamos la Salvación : la
reconciliación y la comunión.
Todo
lo que la Iglesia
transmite como doctrina, toda la catequesis, las enseñanzas tienen como
fundamento el mensaje de la Biblia.
La
importancia de la Palabra
de Dios (la Buena Noticia ) la podemos comprender a partir de la misión
que Jesús le encomienda a sus discípulos: los mandó a “evangelizar”, a llevar
el Evangelio a todas partes. Los sacramentos serán la respuesta y la ayuda que
el mismo Jesús nos deja para poder “vivir” el evangelio.
Por
cierto que no es fácil ponernos frente a ella y tratar de comprenderla,
necesitamos muletas internas y externas. Las internas podrían ser: la
docilidad, la apertura, la disponibilidad, el tiempo, la atención y
preocupación. Las externas: la enseñanza de la Iglesia , buenos
comentarios, investigaciones, etc.
Cuando
comenzamos a descubrir la vitalidad de la Palabra de Dios, veremos como nos puede
entusiasmar, dar seguridad, esperanza y comunicar Vida, la de Dios, que quiere
habitar en nosotros.
Con la
bendición de Dios para todos.
p. Darío
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