Definición: un ejercicio ordenado y
metódico de escucha personal de la
Palabra de Dios.
ES UN ITINERARIO: Una Escalera que sube y que baja.
1. STATIO: Prepara el cuerpo y el espíritu.
¿Cuándo, dónde, cómo hacerla?
2. LECTIO: Lectura del Texto. Con calma y
atención, respondiendo a esta pregunta: ¿QUÉ
DICE EL TEXTO? Ver: ¿Quiénes son los protagonistas?, ¿qué hacen?, quién
habla, ¿a quien habla?, ¿qué hecho o frase me parece fundamental?, etc.
Memorizar el texto. Guardarlo en el corazón o todo o en parte.
Si es posible es importante escribir el texto.
Leer no sólo con la mente sino con los labios, paladeando las palabras.
3. MEDITATIO: Respondo a: ¿QUÉ ME DICE?
Para meditar bien hay que considerar a la Palabra como:
AGUA:
que penetre como la lluvia en la tierra.
LEVADURA: Amasarla con el pan de cada día: con las
preocupaciones, los problemas, las angustias, las esperanzas, las alegrías
cotidianas.
ESPEJO: En el que tenemos que mirarnos. Nos ponemos
delante de la Palabra
con lo que somos, lo que tenemos, lo que queremos.
ESPADA: Si duele o te hiere por dentro es buena
señal, significa que tu confrontación no anda con mediocridades.
TRES MOMENTOS:
1º Recojo las palabras o acciones que me
llamaron la atención. ¿Qué significan para mi?; ¿por qué me importan o
me llamaron la atención?
2º Interiorizo, rumio estas palabras o acciones, desde la mente pasan al
corazón y toman morada en él. ¿Qué siento yo?; ¿cómo me siento?
3º Veo mi vida y la vida, mi historia y la historia, a la luz de esa
Palabra.
¿Qué me sugiere?; ¿qué me pide?; ¿qué me exige?
4. ORATIO: ¿QUÉ LE RESPONDO?
Después de leer y
de reflexionar, damos nuestra respuesta, como reacción a lo que Dios nos dice:
Alabamos – pedimos perdón – agradecemos – suplicamos. Es una oración gratuita,
no funcional o comercial y utilitarista. No es para alcanzar algo, es amistad
gratuita.
5. CONTEMPLATIO:
Es la cima de la
escalera. Este paso es un don de Dios que se da algunas veces y es el momento
en el cual hacemos una fuerte experiencia del amor de Dios a partir de lo que
hemos leído, reflexionado y respondido. Es un dejar actuar al Espíritu que nos
lleva a un encuentro especial con Dios. Es un juego de mirar y sentirse mirado.
(Catecismo de la Iglesia Católica nº 2715)
Yo lo miro, El me mira (de la vida del Santo cura de
Ars)
6. DISCRETIO: Discernimiento.
Este está presente
en todos los pasos pues hay que ir buscando el camino de Dios, el cumplimiento
de su proyecto. Es elegir según Cristo, como Cristo en la situación concreta
que cada uno vive ya que Dios me habla aquí y ahora. Con la Palabra nos llega no solo la Luz ,
sino también la Fuerza.
7. COLLATIO: Intercomunicación, compartir.
No estoy sólo en
esto, otros están en lo mismo. También si se hace en grupos, donde no se
discute o se rebate lo que el otro dice, sino que se comparte, se pone para
edificación de los demás.
8. ACTIO: Acción.
Desde lo alto hay
que bajar al llano de la vida. Cuando la Palabra nos
habita, nos habilita para ser nosotros mismos palabra-signo-expresión del
amor y de la comunicación con Dios. Del
estar con Dios, y aquí está la
realidad cristiana, pasamos al estar con
los hermanos. Es por eso que la
respuesta es acción – compromiso – testimonio.
La tradición y visión oriental (hinduismo, budismo,
etc.) acentúan el camino hacia la propia interioridad.
En el cristianismo, al contrario, el camino
auténtico no desemboca en el corazón del yo, sino que lleva a la comunicación
con los demás.
Dentro del
cristianismo se dan también dos extremos: frente a una lectura de la Palabra exclusivamente política, aparece otra únicamente carismática.
Una lectura
puramente espiritual o espiritualizada, pietista, que quiere alejarse de una
posible contaminación política, lleva al angelismo.
Una lectura sin compromiso se convierte en una lectura
alienante, alienadora. (Con un dar razones a los que ven la religión como “opio
del pueblo”)
Una cosa son los
Monjes y otra la mayoría de los cristianos con sus múltiples ocupaciones. Por
eso simplificando toda esta metodología lo podemos resumir en tres momentos que
luego en la práctica o se pueden realizar de una vez o distribuirlos en la
jornada. Estos son: LECTIO – MEDITATIO – ORATIO. Son los pasos fuertes, los
arduos pues son de subida y por lo tanto los que más cuestan.
Un secreto: no
desanimarse. El método es como una muleta que nos ayuda a poder caminar y en el
tiempo, con perseverancia, veremos que nos no harán falta…. Hay que crear
hábito y esto no irá cambiando ya que, como dijimos, la Palabra es creadora y eficaz,
realiza lo que anuncia. ¡Pero paciencia!
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