martes, 5 de abril de 2011

EL SENTIDO DE LOS SIGNOS EN LA MISA: 3. LA COMUNION EN LA MANO

Ya es costumbre en nuestra Comunidad compartir la Comunión depositando la hostia en la mano y consumiéndola uno mismo. Es un gesto adulto con grande significado. Pero como todo signo, con el pasar del tiempo, se convierte en antisigno o no nos dice demasiado. Por eso S. Pablo le decía a su Comunidad de Corinto que tenía que examinarse antes de “comer el Cuerpo de Cristo”. ¡Se ve que también ellos tomaban todo a la chacota!
Hay una tendencia dentro de la Iglesia que no acepta esta posibilidad. Y así podemos vemos como en las Misas que celebra el Papa, los que se acercan a él para la comunión se tienen que arrodillar y la Hostia les es depositada en la boca (¡como era antes!). Igualmente sigue siempre en pié la posibilidad de recibirla en la mano. Lo otro nos puede servir para recordarnos con qué espíritu y disposición tenemos que estar dispuestos para que Jesús comparta su Cuerpo con nosotros. Las disposiciones que nos da la Iglesia son para que tengamos ese espíritu.


Ya la Iglesia tiene más de 2000 años; ¿podemos decir que somos adultos en la fe? Uno quisiera que así fuera. Y a los adultos no se los emboca como a los niños, sino que se los hace partícipes de lo se les entrega. Además, la comunión con el Cuerpo de Cristo no “se recibe”, “se comparte”; y ese gesto adulto de tender la mano para compartir y  asumir con la boca de convierte en el mismo compromiso de Jesús que vino a servir y no a ser servido; es decir: ¡vino a compartir! Es entonces un gesto de adultos y cómo tales nos tendríamos que comportar. Esto significa: conocer lo que recibimos, hacernos cargo del gesto que hacemos al acercarnos a compartir el Cuerpo y asumir las consecuencias de ese gesto. Gesto que está íntimamente relacionado a aquello que se escribió le mes pasado sobre el depositar la Hostia en la patena cuando entramos para al celebración. 

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