viernes, 26 de mayo de 2017

EL TIEMPO PASCUAL



Afortunadamente, la Pascua no se reduce a un día o a una semana sino que se prolonga a lo largo de cincuenta días hasta la Fiesta de Pentecostés (Celebración del Espíritu Santo). Esta es la posibilidad que nos ofrece Jesús para hacer que la semillita eche raíces y se fortalezca hasta convertirse en una planta que da frutos, pues, como dice la Palabra de Dios por medio del apóstol Santiago: “la fe sin las obras es una fe muerta”. Por todo esto, el Pueblo cristiano está invitado a “no dormirse en los laureles” (¡ya está!, ¡ya cumplí!: ¡fui a misa en pascua!) sino, muy por el contrario, a tomar conciencia de que la Alianza hay que vivirla.
En esto nunca estamos solos, es una tarea compartida con los que quieren vivir la misma fe en Cristo muerto y resucitado; con aquellos que nos precedieron en la vida de fe, nuestros difuntos; y, también, con los que no hemos conocido personalmente pero sabemos que están en Dios: los Santos, especialmente María, que fue fiel al proyecto de Dios y que siguió a Jesús contra viento y marea.
Este mes tendremos presente a María de una manera especial en cuatro fiestas significativas: la Virgen de Luján (el día 8), Nuestra Señora de Fátima (el día 13), María Auxiliadora (el día 24) y la Visitación de María a su prima Isabel (el día 31). Todas estas fiestas tienen algo en común: María es la servidora del Señor y está a nuestro favor para ayudarnos a vivir con fe, esperanza y Amor la vida cristiana. También nos ayudará San José (celebración, día 1º de mayo).
Según Lucas, los discípulos de Jesús estuvieron reunidos con María durante cincuenta días, meditando, rezando, compartiendo todo lo que habían vivido, especialmente los últimos días de Jesús hasta que les fue enviado el Espíritu Santo, quien les aclaró todo: desde ese momento, los discípulos comenzaron a “vivir” lo que Jesús les había pedido: “Como el Padre me mandó, ahora yo los envío a ustedes, vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio a todas las criaturas…”.

Este Tiempo Pascual es tiempo para aprovechar con la oración, con la Lectura de la Palabra de Dios, con una participación más comunitaria de la Misa, conscientes de que el culto tiene que estar unido a la vida diaria.

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