“Para que seamos “Discípulos y
misioneros de Jesucristo
para que nuestros pueblos en Él tengan vida” (Jn. 14,6)
HE AQUÍ EL DESAFIO REAL Y
ESENCIAL (Aparecida, 386)
Todos los demás desafíos tienen en éste el plafón
sobre el que apoyarse y crecer. La misión de los cristianos (discípulos
misioneros) es comunicar, anunciar, transmitir la vida de Jesucristo. Un
anuncio o misión que se realiza con el testimonio de la vida personal y
comunitaria y teniendo presente estos tres momentos inseparables:
1. anuncio de la Palabra (en todas sus
formas y métodos) por medio de la comunicación de los valores que encontramos
en el Evangelio.
2. administrando los sacramentos. Estos son los
signos privilegiados que van jalonando y enriqueciendo la vida cristiana desde
el comienzo hasta el fin. Especialmente el Sacramento de la Eucaristía (no
confundir con solo la comunión sacramental) que es el “memorial de la muerte y
resurrección de Cristo” y que implica
antes que nada la “comunión eclesial” de los creyentes.
3. practicando la caridad. Apertura,
disponibilidad, amor fraterno, perdón, atención a los necesitados, etc.
Estos tres momentos son como un trípode. Una mesa no
se mantiene parada con dos patas, necesita por lo menos tres. Así la vida
cristiana, no se construye con una o dos patas (no importa el orden), sino que
necesita de los tres momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario