miércoles, 2 de diciembre de 2015

LA FIESTA DE LA NAVIDAD




La Fiesta de Navidad nació después de muchos años. Lo que se celebraba como eje central de la vida de la Iglesia o Comunidad Cristiana, lo que llamaríamos hoy “el corazón de la fe cristiana”, era la Pascua. Con el correr de los años, se fue haciendo necesario dar motivos o razón de la Pascua y así se fueron reconociendo  diversos momentos de la vida de Jesús, el Mesías, el Salvador; entre ellos, el de su nacimiento. Uno de los grandes “misterios” de la vida de Jesús es precisamente este, la Navidad, pues, por ser Jesús el “Hombre”, sucedió en un momento de la historia. Pero, ¿cuándo ubicar este acontecimiento?
En ese momento de invasión y cultura romana, el “dios sol” era, por su significado, el centro del culto para el imperio: ilumina, da calor, es el eje alrededor del cual gira todo (los planetas, las estaciones, etc.).
Qué mejor que sustituir esa centralidad pagana (solo natural) por la del Hijo de Dios: Luz que viene a iluminar todo con nueva luz, que viene a traernos una Buena Noticia, que transmite el calor del Amor de Dios. Así se fue cambiando la fiesta del “dios sol” por el Nacimiento de Hijo de Dios, convirtiéndose en una fiesta religiosa, de fe, y diferenciándose del rito pagano. Por lo tanto, la fiesta de Navidad, celebrada el 25, no es histórica ya que no se puede determinar la fecha del nacimiento: es una Fiesta teológica.
Por todo esto, nosotros, los cristianos, la podemos celebrar con gran alegría ya que nos recuerda que Dios nunca nos abandona. Su cercanía se manifiesta con la presencia de su Hijo desde ese momento histórico hasta el final de nuestros días. Es eso y solo eso el centro de la Navidad; todo lo demás puede tener sentido solamente si Jesús es el centro de la celebración.

¿Están todos de acuerdo con esta visión? ¡Evidentemente no! Existe una lucha por volver a hacerla pagana, sin Dios, y por convertirla en un mero momento de diversión y de pasarla bien; un acontecimiento donde otros personaje ocupan el lugar de Cristo; donde lo importante son los regalos que nos intercambiamos haciendo que la economía de los negocios en esos días se recuperen un poco más. Regalos que duran lo que duran… Una lucha a la que todos estamos expuestos para no perder la centralidad de nuestra fe.

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