martes, 1 de diciembre de 2015

COMENZAR UN NUEVO AÑO CON ESPERANZA, MISERICORDIA Y GANAS DE TRABAJAR



Queridas familias:
Todo fin es también un comienzo: terminamos una etapa y comenzamos otra. Nuestra vida es cíclica y tendría que ser un proceso de crecimiento en humanidad; por eso es bueno comenzarla con criterios y valores claros y seguros, que nos marquen una ruta. No son criterios “de moda” y tampoco solamente “terrenales” ya que nosotros no somos solamente materia y, como nos decía el Concilio Vaticano II, “en nosotros está la semilla de la inmortalidad”.
La fe cristiana nos da esos criterios pero está en nosotros “creer” (aceptarlos, comprometernos con ellos, vivirlos y hacerlos parte de nuestra vida). Por lo tanto, propongámonos con compromiso a  participar activamente en estos acontecimientos:
- La Fiesta de la Inmaculada Concepción: el proyecto de Dios de ofrecer la salvación a los hombres incluye a María, como Madre del Hijo de Dios. Ella siempre debe estar presente: es nuestra madre, con todo lo que ello conlleva
- La Navidad: el Hijo de Dios se hace hombre para compartir la vida con nosotros, Él es Dios. Pasó su vida realizando gestos de liberación y de misericordia, anunciando “la Soberanía de Dios”, poder misericordioso frente a nuestras miserias. Jesús es el centro de nuestra vida, en Él creemos y por eso decimos en la Misa: “por Cristo, con Cristo y en Cristo”. Sin Navidad no hay salvación, de modo que la Navidad es, antes que nada, la Fiesta de Jesús, la renovación de nuestra adhesión a Él. Tratemos de no desvirtuarla con criterios consumistas y de fiestas paganas. Jesús nos hace Familia y en este acontecimiento nos “reúne”.
- El Año de la Misericordia: es una propuesta esencial de Francisco, que tiene como objetivo “restaurar la Iglesia” a partir de lo que Dios es y actúa. Consiste en conocer la naturaleza de Dios, puro amor, y solo a partir de esa experiencia, poder actuar como seguidores de Jesús. Jesús nos invitará nuevamente a todos a la “conversión”, a tomarlo en serio para que lo conozcamos mejor y lo experimentemos presente en nuestras vidas. Nos anunciará siempre el evangelio de la misericordia a la que responderemos con generosidad, abriendo el corazón y dejando que el Espíritu Santo nos renueve (nos haga nuevos).
Que el año que comenzaremos no nos haga perder la esperanza sino que nos entusiasme para que sea un poco mejor que el que dejamos atrás.
     Que el Niño Jesús nos bendiga y pueda crecer dentro de cada uno.


No hay comentarios:

Publicar un comentario