lunes, 12 de octubre de 2015

UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

  
- LA ENFERMEDAD

     El día 5 de noviembre celebramos la Jornada Nacional del Enfermo. La Iglesia quiere que nos detengamos unos instantes para reflexionar sobre la enfermedad, sobre esta limitación de la naturaleza humana. Y para mirarla desde la fe o, por lo menos, para tomarla en consideración así como lo hizo Jesús, “quien asumió en todo nuestra naturaleza humana, menos el pecado”.
     Jesús tuvo una preocupación para con todos, pero le dedicó también un tiempo especial a los enfermos de todas las condiciones; así lo relata el Evangelio. No obstante, debemos discernir que Jesús no curó milagrosamente a todos los enfermos de Israel. Los Evangelios nos presentan algunas curaciones, resurrecciones, para afirmarnos que Él vino para sanar la interioridad el hombre, para desterrar la causa de todos los males y para vencer la muerte con su resurrección. La enfermedad será nuestra compañera de viaje hasta el último día, pero, así como a Él lo ayudaron a llevar la cruz, ahora será Jesús quien nos ayude a nosotros a llevar la propia, incluida la de la enfermedad (el deterioro del aspecto humano, material, de la vida). Solo después de la muerte entraremos en la resurrección (del cuerpo) donde no habrá ya ningún tipo de enfermedad y muerte.


- ORIGEN  Y EFECTOS DE ESTE SACRAMENTO


 
 ¿Cómo nos acompaña Jesús a llevar la cruz?: ¡por el Sacramento de la Unción de los Enfermos! Dice la Palabra de Dios en Santiago:  “si está enfermo alguno de ustedes, llamen a los sacerdotes de la Iglesia para que oren sobre él y lo unjan con el óleo en el nombre del Señor, la oración de la fe salvará al enfermo, los pecados que hubiere cometido le serán perdonados y encontrará alivio y salvación”. La fórmula de este Sacramento dice: “Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén.  Para que libre de tus pecados te conceda la salvación y te conforten en la enfermedad. Amén.”
     En el primer texto de la Palabra de Dios encontramos los tres efectos del Sacramento: “la salvación”, “los pecados son perdonados”, “comunica alivio y salvación”.
     En la fórmula se expresa la ayuda de Jesús por la acción inmediata del Espíritu Santo en la situación que se vive y por la comunicación de su gracia (su vida), junto de la posibilidad (para nosotros) de vivir la perfecta comunión con Él y con los demás (asociándonos a Jesús en su “entrega” en la cruz en beneficio de todos los hombres).
     La “unción” es un signo y lo importante es lo que el signo comunica, no el gesto en sí que simplemente actúa como “vehículo” de lo que Dios nos regala.


- QUIÉNES RECIBEN EL SACRAMENTO

     Este Sacramento lo reciben los enfermos de una cierta gravedad que deseen, libre y conscientemente, ser acompañados por Jesús o porque desean unirse a Cristo sufriente, como dice S. Pablo, para “completar en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo”.
     De esta manera, en aquellos que se preparan para una operación de cierta importancia, los ancianos (de más de 70 años) que se van sintiendo débiles en su cuerpo, Jesús “ayuda”, “perdona”, “concede la salvación” y “conforta en la enfermedad” mediante este sacramento.
     Para que un sacramento sea eficaz, salvo en situaciones que no podemos ser conscientes de esto, hace falta que quien lo recibe sepa de qué se trata y abra su corazón para recibir el don de Dios. Por eso es importante saber, por no ser éste un rito mágico, que Dios siempre actúa sin condicionamientos y sin ataduras; no se estructura, contribuye a hacer las cosas como Él manda.

     Los sacramentos son confiados por Jesús a la Iglesia (comunidad de creyentes) y para la Iglesia (para los creyentes). Ella los administra. No son bienes individuales, les pertenecen a todos. Por eso normalmente se comunican en el lugar “común” o casa de todos que es el templo, aunque siempre habrá excepciones por evidentes razones. Por todo esto, al celebrarse la Jornada Nacional del Enfermo el día 7 de noviembre, la Parroquia ofrece esta oportunidad a todos los que se sientan “enfermos”, y así juntos celebrar esta presencia de Jesús, siendo capaces de rezar los unos por los otros.


     La ceremonia se hará a las 17:30 hs. seguidamente, celebraremos este acontecimiento con un té en el salón de la Parroquia.

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