Muchas personas estuvieron en estrecho contacto con Jesús y no le
creyeron, es más, también lo despreciaron y condenaron. Y yo me pregunto: ¿por
qué esto? ¿No fueron atraídos por el Padre? No, esto sucedió porque su corazón
estaba cerrado a la acción del Espíritu de Dios. Y si tú tienes el corazón
cerrado, la fe no entra. Dios Padre siempre nos atrae hacia Jesús. Somos
nosotros quienes abrimos nuestro corazón o lo cerramos.
Papa
Francisco
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