lunes, 6 de abril de 2015

La Semana Santa debe dar sus frutos.


La Semana Santa debe dar sus frutos. ¿Cuáles?: especialmente el fruto del “servicio”. Así se celebra el Jueves Santo con el signo del “lavatorio de los pies”. Un servicio que será tal si hemos o estamos experimentando el hecho de que Jesús es el primero en lavarnos los pies a nosotros (lo cual hace en Semana Santa al ofrecerse por nosotros). Sin esta experiencia “nuestro servicio” será solo aparente, de momentos y circunstancias, con prejuicios y mucho “yoismo” o afán de protagonismo. ¿Cómo se puede solucionar esto?: dialogando, participando, aportando, buscando lo mejor (que no siempre es “lo que yo pienso o creo”). Siempre hay que tener en cuenta lo esencial, a lo que se quiere llegar, porque así Jesús nos lo pide.
     La Comunidad es pequeña: esto tiene sus ventajas y sus desventajas. Busquemos el bien común, no nos engañemos y no pretendamos engañar a los demás. El único dueño de la Comunidad es Jesús y todos nosotros debemos tener en cuenta lo que Él quiere y cómo lo quiere. En este aspecto nos diferenciaremos de otras instituciones, solo civiles.

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