EL PELIGRO DE IDEOLOGIA RELIGIOSA Y LA OBSESIÓN DOCTRINARIA
Muchas veces vemos como en el pasado
todo lo referente a la religión cristiano - católica se convirtió en una
ideología que, con la pretensión de la “única verdad”, ha impedido una sana
evolución: debemos entender, por el contrario, que estamos siempre en camino y
que la Palabra
de Dios, su mensaje de salvación, nunca se puede encerrar en nuestras
estructuras mentales y humanas. Esto, por cierto, si se comprende como anarquía
doctrinaria o de pensamiento religioso, sería peligroso. Además, sabemos que si
en la Iglesia
hay una autoridad (servicio a la verdad del evangelio) nosotros estamos
llamados a caminar con ella y nunca “a cortarnos solos”. No obstante, siempre
estamos llamados a “seguir buscando” ya que la Palabra de Dios “es rica y
eficaz” (Hebreos 4). A muchos teólogos, en los últimos decenios, se les ha
impedido la producción y la investigación, pues algunos pontífices de la Iglesia pretendieron que
los teólogos solo copiaran o reprodujeran lo que ellos a su vez proclamaban.
Cuántos límites y censuras… ¡para salvar la doctrina!, cuando, por el
contrario, Jesús -y últimamente también la Iglesia- nos enseña que lo que hay que salvar
siempre es a las personas. Sobre lo demás… ¡siempre estaremos en la búsqueda! No
podemos nunca caer en la obsesión doctrinaria, pues genera enfrentamientos,
enferma y destruye.
Seamos fieles al Evangelio y a la sana tradición de la Iglesia , y libres para que
en la verdad podamos no caer en el “pensamiento único” y despersonalizante.
Amar es también dejarse conducir, confiar y caminar con los demás y no
pretender tener la única y total verdad.
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