SE TRANSFORMÓ EN UNA
RELIGIÓN
Tanto en su culto como
en su estructura la religión cristiana, especialmente la católico-romana, se
identificó con la religión y la estructura del imperio romano a partir del
hecho de que el Imperio, ya en su decadencia y para buscar unificarlo, asumió
al cristianismo precisamente para tener una unidad. Y como todo está
entremezclado, también la
Iglesia de Cristo asumió del imperio todo lo que precisamente
Cristo había evitado.
Es así que hasta el
día de hoy la Iglesia
de Jesús fue asumiendo formas según las grandes épocas históricas, pero
manteniendo siempre, como base, lo adquirido en el Imperio romano.
De allí que nos
encontramos frente a dos realidades: el mensaje de Jesús con su propuesta por
un lado, la estructura religiosa con la que hoy conocemos a la Iglesia por el otro. El
mensaje de Jesús es inamovible, es lo esencial, e lo primario y lo exigente; la
estructura es lo cambiante o la vestimenta que encarna el Mensaje, por lo tanto,
cambiante. Si bien este cambio muchas veces es lento vemos que es real sobre
todo en estos últimos tiempos de la mano del Papa Francisco.
Es importante de parte nuestra: no dejar que el árbol
impida ver el bosque. Que la estructura, que nos hemos creado también cada uno
de nosotros, no nos impida reconocer el mensaje de Jesús con su exigencia. Aceptemos
la estructura como un elemento histórico que tiene que estar al servicio del
Mensaje y de los hombres y en continua transformación.
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