Como dijimos anteriormente,
este año las fiestas Patronales coinciden con la Pascua , aunque unos días
después. Ambos acontecimientos implican un momento de profundización de nuestra
fe pascual, una instancia más espiritual que de festejos externos.
San Jorge, nuestro patrono -más cercano que
nosotros a los sucesos históricos de Jesús-, siempre se alimentó de la
predicación de los sucesores de los apóstoles; esta predicación, en aquella
época, giraba en torno a los acontecimientos pascuales. El santo siguió su
vocación, la de ser soldado, sin embargo, supo impregnarla con la fe recibida y
aceptada. Cuando tuvo que elegir entre la fidelidad al emperador pagano y la
fidelidad a Cristo, no dudó. Este signo -elegir a Cristo- da cuenta de que su vida
humana se apoyaba verdaderamente en la vida de fe, pues la fe otorga sentido a
todo lo humano y abre la puerta de la Esperanza en una vida plena con una humanidad
gloriosa.
Finalmente, comprendamos que su martirio es
el acto por medio del cual manifestó su testimonio al amor recibido por parte
de Dios.
Desde esta perspectiva podemos entender a San
Jorge como nuestro patrono: nuestro patrono nos enseña que es posible vivir
desde la fe en Jesús con toda nuestra humanidad.
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