El 23 de noviembre concluye esta etapa
que la Iglesia, por intermedio del Papa Benedicto XVI y por continuación del
Papa Francisco, quiso poner en práctica para que nuestra fe sea más auténtica y
fuerte tanto en ser conocida como en ser vivida. Ya se habían puesto a la
consideración de toda la Iglesia las virtudes sobrenaturales de la Caridad
(amor – ágape) y de la Esperanza.
Estas tres virtudes, donadas por Dios, son el fundamento de nuestra vida
de cristianos.
¿Hemos crecido en este año con esta
propuesta o hemos preferido seguir con nuestras ideas y convicciones?
¿Nuestra fe es de simple conocimiento
o de vida?
¿Tiene algo que decir nuestra fe
cristiana a nuestra realidad humana: familia, trabajo, relaciones con los
demás?
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