lunes, 4 de noviembre de 2013

PONER LA MIRADA EN LO ALTO Y NUESTROS PIES EMBARRARLOS EN LA TIERRA



Queridas familias:

     Este mes se recuerdan dos celebraciones: “Todos los Santos” y “Todos los difuntos”. Esto nos lleva a considerar el “más allá”, una realidad que está fuera de la nuestra. Cuando decimos en el credo: “Creo en la vida eterna” hacemos referencia a la meta de nuestra existencia, ¡esta es nuestra fe! Pero ¿creemos en esto?

     El 14 de setiembre se realizó en Córdoba la “beatificación” del Cura Brochero. Fue un signo de la fe cristiana que expresa de manera verdadera que los que mueren no desaparecen sino que, como dice San Pablo, se transforman y viven para siempre. Porque la vida que poseemos es eterna: mientras aquí se expresa “humanamente” luego será con una “humanidad divinizada”, nada más y nada menos que como la de Jesucristo.

     Aferrarse a la etapa terrena genera algunas actitudes de los creyentes hoy, aunque, como dijo una vez el Papa Francisco: “nunca vi un corteo fúnebre con un camión de mudanza o un camión de caudales atrás” o, como sostiene el refrán popular: “la mortaja no tiene bolsillos”. Lo material sirve para vivir una vida digna, pero “allá” ¡no sirve!; mientras estamos en este mundo somos “administradores” y no propietarios de los bienes que fueron creados para todos. Y por esto seremos juzgados: “porque tuve hambre y me diste de comer…..” (Mateo 25.)

     Y si las cosas son así tendríamos que tener una mirada hacia los “Lázaros” (ayuda que Dios nos ofrece) para compartir  junto con ellos la vida; para profundizar estas cuestiones, leamos el texto evangélico de Lucas 16,19-31.

     La Fiesta de los Santos incluye a todos los que ya comparten eternamente la vida con Dios y sus hermanos. Éstos no son únicamente los “proclamados” por el Magisterio Eclesial sino que están todos los difuntos, tanto los que hemos conocido como los que no. Por otra parte, esta fiesta nos recuerda aquello que nos dice Jesús en el Evangelio de Mateo: “sed santos, como Dios es Santo”. Se necesitan santos que vivan la cultura positiva de hoy, en las distintas situaciones y actividades que cada uno desarrolla. Se trata de una santidad que comienza aquí y que con la gracia de Dios se vive en las dificultades hodiernas, y que llegará a su plenitud cuando seamos transformados por la resurrección.

     La Conmemoración de los Difuntos quiere ayudarnos a descubrir, siempre por medio de la fe, que la muerte ya no tiene la última palabra; que los que llamamos “difuntos” siguen viviendo. Recordamos especialmente a los que conocemos y los invocamos para que nos ayuden, intercediendo por nosotros, para que nuestro caminar pueda ser perseverante y con la mirada puesta allí donde está nuestra esperanza.

     Que Dios nos bendiga a todos con su infinita misericordia.
 
 

El cristianismo en pocas palabras



     No son pocos, cristianos o no, los que se preguntan: ¿qué quiere en definitiva el cristianismo? Cristo, de donde viene «cristianismo», ¿qué pretendió cuando pasó entre nosotros, hace ya más de dos mil años?

     La respuesta debe, por un momento, olvidar todo el aparato doctrinario creado a lo largo de la historia e ir directamente a lo esencial. Y esto esencial debe poder expresarse de forma que el hombre de la calle pueda entenderlo.

     Jesús no comenzó anunciándose a sí mismo o a la Iglesia. Anunció el Reino de Dios, que significa el sueño de una revolución absoluta que se propone transformar todas las relaciones que se encuentran deturpadas, en lo personal, en lo social, en lo cósmico y especialmente con referencia a Dios. Este Reino empieza cuando las personas se adhieren a este anuncio esperanzador y asumen la ética del Reino: el amor incondicional, la misericordia, la fraternidad sin fronteras, la aceptación humilde de Dios vivido como Padre de infinita bondad.

     Además de proclamar el Reino de Dios, ¿cuál es la intención original de Jesús? Los apóstoles hicieron esta pregunta directamente a Jesús usando un rodeo lingüístico típico de aquel tiempo: «Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11,1). Esto es lo mismo que pedir: «Danos un resumen de tu mensaje, ¿cuál es tu propuesta?». Jesús contesta con el Padrenuestro. Es la ipsissima vox Jesu: la palabra que salió indudablemente de la boca del Jesús histórico.

En esta oración está lo mínimo de lo mínimo del mensaje de Jesús: Dios-Abba y su Reino, el ser humano y sus necesidades. Más resumidamente: se trata del Padre nuestro y del pan nuestro en el arco del sueño del Reino de Dios. Aquí se encuentran los dos movimientos: uno hacia al cielo, y ahí encuentra a Dios como Abba, Padre nuestro querido y su proyecto de rescate de toda la creación (el Reino); otro hacia la tierra, y ahí encuentra el pan nuestro sin el cual no podemos vivir. Obsérvese que no se dice «mi Padre» sino «Padre nuestro»; ni «mi pan» sino «nuestro pan de cada día».

     Solamente podemos decir amén si unimos los dos polos: el Padre con el pan. El cristianismo se realiza en esta dialéctica: anunciar a un Dios bueno porque es Padre querido que tiene un proyecto de total liberación y, al mismo tiempo, y a la luz de esta experiencia, construir colectivamente el pan como medio de vida para todos.

Sabemos de la tragedia ocurrida con Jesús. El Reino fue rechazado y su anunciador ejecutado en la cruz. Pero Dios tomó partido por Jesús: lo resucitó. La resurrección no es la reanimación de un cadáver sino la emergencia del «nuevo Adán» (l Corintios 15,45). La resurrección es la realización del sueño del Reino en la persona de Jesús como anticipación de lo que va a ocurrir con todos y con el universo entero.

     La ejecución de Jesús y su resurrección abrieron un espacio para que surgiesen el movimiento de Jesús, las primeras comunidades a nivel familiar y local y, por fin, la Iglesia como comunidad de fieles y comunidad de comunidades.

 

                                                                                Leonardo Boff

¡GRACIAS!


Desde lo más profundo de nuestro corazón les queremos agradecer a todos los que colaboraron en la fiesta del 15° aniversario de la Consagración de la Capilla Espíritu Santo.

Especialmente queremos saludar a Monseñor Rubén O. Frassia que compartió la celebración de la Eucaristía y participó del almuerzo con la comunidad.

Vivimos momentos inolvidables y muy gratificantes. Trabajar juntos, ambas comunidades de la Parroquia San Jorge y de la Capilla, nos demostró una vez más que la unión es posible y las cosas que se hacen poniendo a Cristo Jesús como centro, salen bien.

Sigamos con alegría dando lo mejor de cada uno, así compartiremos grandes  logros.

Ahora vamos por más… los invitamos a unirse a los grupos de trabajo que ya están funcionando en los preparativos de la Fiesta de Cristo Rey, al finalizar las celebraciones de los domingos se darán los avisos, estén atentos…

 

FIESTA DE FINALIZACIÓN DEL AÑO PASTORAL Y EL AÑO DE LA FE


Este Año lo festejamos a lo grande en los ambientes de la Parroquia. Será un asado y merienda y juegos para compartir. Comenzaremos con la Celebración de la Eucaristía a las 10,30 hs.

El costo de la entrada (para ir reservándola con tiempo) es de: $ 80 los mayores y de $ 40 los menores de 12 años.

Traer: ganas de compartir y celebrar nuestra fe común; platos, cubiertos y bebidas.

Para colaborar con el mantenimiento de la parroquia se realizará la RIFA de una Canasta Navideña

 

FIESTA DE CRISTO REY


    
El domingo 24 es la Fiesta de Cristo Rey. En Cristo, Rey del Universo, se concluirá nuestra historia humana. Para nuestra comunidad, será la finalización del año litúrgico (que quiere significar nuestro camino como cristianos). Un año que ha tenido como centro la Pascua, preparada por la Navidad y la Cuaresma y ahora, al final, esta Fiesta. La semana siguiente a ella comenzaremos otra etapa, el Nuevo Año con el Adviento y la Navidad.

    Como todos los años, queremos finalizar a lo grande. Hasta el año pasado, realizábamos una salida al campo. Este año, por los costos, nos quedaremos en nuestra casa y organizaremos un “Encuentro” de toda la familia de San Jorge y Espíritu Santo. Ya se está trabajando en ello. Por eso mismo reservemos ese día para compartirlo con nuestros hermanos en la fe y con aquellos que deseen agregarse.

     Es bueno recordar siempre que la Comunidad cristiana es fundamentalmente la comunidad que cree en Cristo Jesús y así forma su familia visible. De otra manera sería, a decir del Papa Francisco, una ONG o una de las tantas instituciones humanas. También es bueno recordar que la vida de la familia cristiana, la comunidad, gira en torno a dos momentos (que hoy más que nunca son necesarios):

a. el momento celebrativo o litúrgico (lo que hace el pueblo para estar en comunión con Dios, su Padre). Su expresión más ordinaria y fuerte es la celebración de la Eucaristía dominical (en la que se condensa toda la fe), momento en el que Él los dones recibidos: el de la vida y el de haber sido salvados por Jesús.

b. el de los “encuentros” de la comunidad para celebrar que somos la familia de Jesús, para relacionarnos, conocernos, crear unión y todo lo que ello conlleva; esto es vivir “la caridad” con el otro.

     Ya tendría que estar superada la idea del ir al Templo para el “cumplimiento”, para encontrarme con “mi Dios” o para el “voy cuándo lo siento”. El Evangelio y las enseñanzas de nuestra Iglesia hoy son la de humanizar nuestra vida cristiana y divinizar nuestra vida humana.

Durante el año tenemos estas propuestas. Tratemos de dar un paso para ser consecuentes con lo que decimos creer.

SABADO 2: CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS DIFUNTOS


Capilla Espíritu Santo a las 17 hs.

Templo Parroquial a las 18 hs.

Pueden traer los nombres de los difuntos de la familia o amigos

para recordarlos en la Celebración Eucarística.

CELEBRACIONES DEL 1 Y 2 DE NOVIEMBRE




VIERNES 1: FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

 

Capilla Espíritu Santo a las 18 hs.

 

Templo Parroquial a las 20 hs.

FINALIZA EL AÑO DE LA FE


El 23 de noviembre concluye esta etapa que la Iglesia, por intermedio del Papa Benedicto XVI y por continuación del Papa Francisco, quiso poner en práctica para que nuestra fe sea más auténtica y fuerte tanto en ser conocida como en ser vivida. Ya se habían puesto a la consideración de toda la Iglesia las virtudes sobrenaturales de la Caridad (amor – ágape) y de la Esperanza.

     Estas tres virtudes, donadas por Dios, son el fundamento de nuestra vida de cristianos.

¿Hemos crecido en este año con esta propuesta o hemos preferido seguir con nuestras ideas y convicciones?

¿Nuestra fe es de simple conocimiento o de vida?

¿Tiene algo que decir nuestra fe cristiana a nuestra realidad humana: familia, trabajo, relaciones con los demás?

PAPA FRANCISCO: EJEMPLO DE CONVERSION

El Papa Francisco, figura verdaderamente renovadora de la iglesia, es un hombre de 76 años que nos sorprende por su cambio. Su posición es diferente y se puede comprender sólo a la luz de la acción del Espíritu Santo. ¿Quién conoció a Bergoglio así? Algunas consideraciones: 1. El Espíritu guía a la Iglesia de muchas y variadas maneras… Juan Pablo II lo hizo con su carisma, su juventud y simpatía, dando a conocer a la Iglesia con sus numerosos viajes. Benedicto XVI puntualizó y reafirmó los dones sobrenaturales con sus encíclicas sobre la Fe, la Esperanza y la Caridad. Francisco lo hace dirigiendo su mirada hacia lo esencial e importante del mensaje cristiano, sobre todo la misericordia de Dios Cada uno con sus dones y carismas va dando forma al rostro de Cristo que es la Iglesia. 2. Para lograrlo, estas personalidades de la Iglesia se han “dejado conducir” por el Espíritu que se manifiesta en las realidades concretas de la vida de las personas y de las estructuras. Para esto “hay que tener fe” y no confiar sólo y excesivamente en uno mismo. Francisco pone en evidencia ese don de la fe que es capaz de transportar montañas y cambiar lo que tiene que cambiar aunque haya resistencias. También nosotros tenemos esta oportunidad ya que no es prerrogativa del Papa o de “algunos”. El don del Espíritu Santo es para toda la Iglesia de la que somos parte insustituible. Pero para esto tenemos que crecer en la fe (“¡aumenta nuestra fe!”) y ser dóciles a la voz del Espíritu. El Papa Francisco seguramente descubrió esa voz escuchando a los cardenales antes del Cónclave que pedían un cambio de ruta en la Iglesia. Francisco va “adelante” marcando el camino; “en medio” como un hijo más de la Iglesia; “atrás” para protegernos y ayudar a los que se sienten cansados.