miércoles, 2 de octubre de 2013

LAS COLMENAS

En el mes de septiembre hemos festejado la dedicación y consagración de la Capilla Espíritu Santo, para estos acontecimientos nos hemos valido de una imagen: las colmenas, como signo de la comunidad.
Todos sabemos que las colmenas son comunidades extremadamente organizadas. Cientos de abejas vuelan día tras día en busca de polen para generar la miel necesaria para el proceso natural de la colmena. Pero sucede que mientras un gran grupo de abejas están trabajando en conseguir la materia prima hay otras que se quedan en su “casa”.
Pensemos en estos días pasados de tanto calor: nos acostumbramos a poner el ventilador o el aire acondicionado para refrescar nuestras casas. Se pone agradable la frescura hogareña. Pero, ¿cómo se comportan las abejas en su comunidad? En la colmena no hay ventiladores ni aire acondicionado y, cuando el calor aumenta, el peligro se incrementa: las altas temperaturas pueden provocar que la miel y la cera se derritan y crear un caos, grandes pérdidas “monetarias” y de vidas. En estos casos, las laboriosas abejas diseñaron un plan para refrigerar la colmena. Las abejas que no vuelan para buscar polen se quedan en casa, pero no para descansar, sino para crear un ventilador gigante con sus alas: aletean en la entrada de la colmena en un proceso de aireación que logra hacer salir el aire viciado y caliente de la colmena introduciendo con el movimiento de sus alas aire fresco y renovado. No se cansan de aletear, no se cansan de intercambiar el aire. Ahora bien, el éxito depende del esfuerzo de cada una de ellas pues es imposible que con una sola abeja se pueda refrigerar la colmena: hace falta el trabajo mancomunado de cientos de ellas para lograrlo.

De este modo se cuida la unidad de la comunidad: no es el trabajo de algún iluminado solitario y también es imposible cuidarla sólo con el esfuerzo de algunos. La unidad en la comunidad es el trabajo unificado de muchos que alineados con un objetivo desean que todos crezcan.
Para hacerlo hay que imitar a las abejas, sacar de nuestras comunidades el aire caliente y contaminado de los malos pensamientos, los chusmeríos, la envidia, los celos, las peleas, los rencores, la falta de perdón, del orgullo, para introducir la frescura del aire del Espíritu, su Gracia y su amor en la iglesia, que es comunidad.




EL SALON PREPARADO PARA LA GRAN FIESTA DE LOS 15


DE NUESTRA HIJA, LA CAPILLA ESPIRITU SANTO

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