El 19 de septiembre la Capilla Espíritu
Santo cumplió sus primeros 15 años. Quisiera repasar algunos momentos
significativos.
La idea y el comienzo: en el año
1990 surgió la inquietud de darle al lado oeste de la Parroquia un lugar de
culto y de evangelización. Había que buscar el lugar y los fondos. Así, comenzó
la recorrida por el barrio para ver qué posibilidades había. Después de un buen
trajín se encontró la casa que hoy ocupa la Capilla. Comenzaron
entonces las tratativas con la ayuda e la Inmobiliaria Civeira (que tenía a
cargo la venta y que nos apoyó desinteresadamente). El lugar ya estaba…,
faltaban los fondos. Fue entonces cuando interesé a mi primo, al que conocen, y
él informó a otros amigos de Gavardo (Brescia). Por medio de ellos se pudo
conseguir el dinero para pagar el terreno y finalmente se hizo la compra. El
día 5 de julio de 1991 se firmó la escritura a nombre del Obispado de Lomas de
Zamora y con este acto se tomó posesión del terreno con la vieja casa casi
destruida. Una de las primeras cosas que se realizó fue colocar en el frente la
“cruz de la evangelización” para luego comenzar a limpiar el terreno.
En segundo término, comenzó
la planificación, el proyecto de la nueva Capilla, que fue encargado a los arquitectos
Ernesto Bersztein y Fabián Papini (este último vivía a tres cuadras del lugar).
Armaron distintos planes, decidiéndose por el que hoy es una realidad. El proyecto
tuvo en cuenta tanto la planimetría del terreno como el hecho estilístico de
que la futura Capilla tuviese relación con el Templo Parroquial (ver la cruz
del presbiterio), ya que era como una “hija” del mismo.
Los fondos para
comenzar la obra se fueron juntando de a poco, con la participación de la
comunidad (se donaba una bolsa de
cemento o cal, o ladrillos, etc.); también hubo ayuda de Italia. En este
sentido, hay que destacar la colaboración del “Corralón Rocco” de doña Vicenta
y Elena, con sus donaciones.
La construcción, que
llevó varios años (primero la
Capilla y luego el salón), estuvo a encargo de mi hermano Alejandro,
bajo la dirección del arquitecto Fabián Papini (quien también donó sus
servicios). Muchos hombres y mujeres de la Parroquia (este y oeste) trabajaron con
entusiasmo para preparar los marcos de las ventanas, hacer las puertas y un sin
número de trabajos necesarios.
Todavía sin techo se
celebraba la Eucaristía
para que la obra humana estuviese también acompañada con la bendición de Dios.
El nombre: cuando ya se
acercaba la finalización de la
Capilla se pidió a la comunidad participativa que indicasen
“qué nombre le podríamos dar”. Se eligieron algunos pero el más votado -y creo que
el más acertado- fue el de “Espíritu Santo”. Todo un programa para encarar esta
etapa y la actividad de la
Capilla : pusimos en el centro de esta nueva realidad a la Tercera Persona de
la Trinidad
como “alma” que da vida.
Así, llegó 19 de
septiembre de 1998, día en el que se consagró y se dedicó la Capilla. En esta
oportunidad participó Mons. Desiderio Collino, obispo de Lomas de Zamora
(diócesis a la que pertenecíamos entonces). Fue una celebración sencilla pero
muy emotiva. De esta manera se le ponía un sello a tantos sueños y trabajos de la Comunidad. ¡Todos
tienen que estar orgullosos de esta realidad pues es obra de todos! Poco más
tarde se comenzó la construcción del salón para las reuniones, la catequesis y
“los encuentros”.
Misión: la idea que
nunca se abandonó, al pensar y construir la Capilla , es que sirviera como lugar de culto para
esa porción del territorio de la Parroquia San Jorge que la circundaba. De esta
manera hoy en día los que viven en el lado oeste no tienen que cruzar las vías
del ferrocarril ni para las celebraciones ni para la catequesis de los chicos.
Paralelamente otro
objetivo fundamental era y es la que la Capilla pueda irradiar, por medio de los que
participan comunitariamente, la “vida cristiana seria” hacia todo el barrio. En
palabras sencillas: ser centro de evangelización. Esto implica ser una
Comunidad cristiana con una vida interna fuerte porque tratamos de poner en
práctica la Palabra
de Dios con la ayuda especialmente de la Eucaristía , para poder contagiar a otros vecinos
de la zona.
Como vemos hay mucho
por hacer: la construcción terminó y con éxito; lo que no termina nunca es el
crecimiento de todos los que participan y la obra misionera que cada uno desde
su lugar está llamado a realizar a partir del don del Bautismo.
Hoy miramos para
atrás y nos sentimos contentos y orgullosos. Que esto nos estimule para que
miremos hacia adelante en el hoy de cada día, trabajando codo a codo con
alegría y esperanza.
El Padre celestial
agradecerá con grandes bendiciones a todos los que han trabajado con
perseverancia, y a los que trabajaron y están con El ya le dio la recompensa.
¡Sigamos adelante!
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