viernes, 9 de agosto de 2013

EL MANDATO DE JESÚS PARA SUS DISCÍPULOS: EL SERVICIO

Queridas familias:
Si hay una actitud que impregna toda la vida de Jesús es el Servicio: “yo no vine a ser servido, sino a servir”; el lavado de los pies en la última cena tiene ese trasfondo. Jesús trasmite esta actitud a sus discípulos, no hay otra manera de estar de la parte de Cristo sino poniéndonos al servicio de los demás.
La tentación en nuestras vidas es la de ser centrípetos, la de funcionar “hacia adentro”, porque la realidad se transforma cuando somos centrífugos, cuando funcionamos “hacia afuera”.
Toda vocación, tanto sea la matrimonial como la del ministerio ordenado, tiene como objetivo final el servicio porque son ministerios (palabra que quiere decir “servidores”).

El Matrimonio implica estar al servicio de la vida. Los esposos se sirven ayudándose mutuamente en el crecimiento y juntos le prestan el servicio a la vida que, teniendo a Dios como origen, ellos transmiten y conducen hasta que los hijos puedan caminar solos.
El ministerio del Orden Sagrado (obispos, presbíteros, diáconos) implica el servicio de Jesús para estar al servicio de los hombres, tanto de la Comunidad como de los que no pertenecen a ella, en el anuncio de “la vida nueva” por medio de la evangelización, los sacramentos de esa vida y la caridad.
Y hay otros ministerios que son servicio, dentro y fuera de la Comunidad: del catequista, del culto, de la política, etc. La vida tiene sentido cuando se coloca en esta perspectiva.
Este mes de agosto nos ofrece la oportunidad de profundizar en el “servicio”, verdad evangélica, por medio de dos celebraciones: el Día del Diácono y el día del Catequista.
Estos dos acontecimientos nos pueden ayudar a pensar y reflexionar en cómo estamos encarando nuestra existencia cristiana, si estamos más preocupados por nosotros mismos y nuestra “salvación” o si ésta la buscamos en la apertura, en el darnos a los demás, cada uno según los dones o carismas recibidos.
Es evidente que cuesta mucho cambiar la mentalidad, como por ejemplo pensar que “mi servicio” tiene caducidad. Cambiarán las formas, los modos, pero la actitud está llamada a ser permanente.
Que este mes nos ayude a pensar en este criterio y buscar vivirlo “dentro y fuera”.

            Con la bendición de Dios

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