La renuncia y la elección de un nuevo Papa
(obispo de Roma) nos invita a conocer un poco más esta misión que tiene el
Sucesor de Pedro.
Hemos crecido y hemos sido formados con una concepción
jerárquica del ejercicio de esta misión: el Papa es el jefe supremo, el monarca,
y bajo su figura todos son súbditos. Sin embargo, en un principio y tal como se
asegura bíblicamente las cosas no eran tan así. San Pablo llamaba “Iglesia” a
cada comunidad fundada: Iglesia de Corinto, de Galacia, de Tesalónica, de Roma,
etc. Solo más tarde, con la identificación de las iglesias con el Imperio
Romano, ya en su decadencia y por motivos más bien políticos, se pasó de “las” Iglesias
a “la” Iglesia. Así, lentamente se fue perdiendo la particularidad de cada una
de ellas dejándose conducir por el imperio y las distintas estructuras
medioevales. De esta manera, lo que era simple y sencillo se volvió complicado
y superestructurado.
Desarmar esta estructura a partir de una
renovación deseada por el Vaticano II es muy complejo. De allí que es necesario
un cambio de mentalidad, un coraje nuevo. La misión y función del Papa como
obispo de Roma (en donde Pedro era el Apóstol) es la de mantener la unidad de
la fe de las distintas Iglesias (que son las diocesanas). Por eso se dice que
el Papa tiene como misión “la de confirmar en la fe a sus hermanos” (los
obispos). En el colegio apostólico es fundamental su presencia y su misión.
Pero pedirle que sea el que gobierna todo, decide todo, firma todo, repito, no
es lo que aparece como paradigma en el Nuevo Testamento.
Cuando confesamos nuestra fe en el credo
decimos: “creo la Iglesia ,
Una, Santa, Católica y Apostólica”. Esto implica:
- el término “Iglesia” es “teológico”, es decir,
en el sentido de “Pueblo” o “Nación”: la Iglesia es la comunidad que tiene como referencia
apostólica al obispo, es la
Iglesia diocesana.
- el término “Una” refiere a la comunión en la
única fe de todas las Iglesias y en esto el obispo de Roma “confirma”; es estar
en “comunión” con El, con la fe “de Pedro”.
- el término “Apostólica” indica que la Iglesia está edificada
sobre la fe de los primeros testigos de la resurrección, que fueron los
apóstoles (hoy, los obispos). Finalmente, lo de “Santa” ya lo hablamos el mes
pasado.
Por todo esto, hoy la gran discusión no radica
en el Papa, sino en el modo cómo se ejerce el Papado.
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