lunes, 4 de marzo de 2013

“LA PASCUA, CORAZÓN DE LA FE CRISTIANA”



Queridas familias:
            Estamos en el Tiempo Cuaresmal y en el mes de la SEMANA SANTA.
En este Año de la Fe el acontecimiento Pascual tiene que resplandecer más que nunca, puesto que es el “misterio central de nuestra fe”. Sin vivir este acontecimiento, decía San Pablo, “vana es vuestra fe”. Es por eso que el tiempo cuaresmal es una invitación a conocer el contenido de nuestra fe, a purificarla volviendo a lo esencial (los acontecimientos de la Pascua); a acrecentar la fe y vivirla conducidos por el Espíritu Santo. Es todo un programa, especialmente para los cristianos. No tengamos miedo de meternos en él ya que como decía el apóstol Pedro: “Señor, a quien iremos, tú solo tienes palabras de vida eterna”.
            Les decía que los acontecimientos Pascuales: Pasión, Muerte, Resurrección y Pentecostés, son el corazón de la vida cristiana, de nuestra fe. Y ellos nos motivan para vivirla. Todo lo demás se halla en función de estos acontecimientos, incluida la Navidad. De modo que hoy más que nunca es importante interiorizarnos de la Pascua y descubrir en los gestos y palabras de Jesús (en aquella, su última cena) que ella se renueva semanalmente en la Celebración Eucarística, con la misma eficacia de hace dos mil años, como único acontecimiento que se perpetúa en el tiempo.
            También es bueno recordar que en la Pascua, con sus sucesos, nace la Iglesia (comunidad de fe) y que ella es inseparable de su Maestro. El corazón y el sentido profundo de la Pascua están centrados sobre todo en el “lavatorio de los pies”, signo de entrega y preocupación por el otro. Sería bueno leer esa narración en San Juan 13, 1-15
            Por todo lo dicho, celebrar la Pascua implica el compromiso de vivirla tal como lo hicieron los primeros discípulos y las primitivas comunidades cristianas.
            Sin querer marcar aspectos negativos podemos decir que hoy la Pascua, para la mayoría de los cristianos, es otra cosa. Y aquí está la misión evangelizadora de los que nos decimos cristianos. Aunque más no sea anunciando, allí donde vivimos, lo que ella es e implica con palabras y con el testimonio.
            No desaprovechemos esta oportunidad que Jesús nos ofrece. Y si de veras creemos que Él es el que da sentido a nuestra vida, vivámosla con generosidad, apertura y compromiso.
            Que Dios los bendiga.

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