En la anterior presentación hablábamos del dialogo entre el celebrante, los padres y el tema de la educación. Un tema
interesante es el considerar que la
Iglesia en ese momento es Madre. Iglesia que está
representada por los papás (bautizados), los padrinos y la comunidad cristiana
en la persona del celebrante. ¿Y esto que tiene que ver? Generalmente cuando
una mamá da a luz a su hijo no se limita a parirlo, hay todo un seguimiento
para que crezca y llegue a ser una persona autosuficiente y madura. La Iglesia como “madre” ¿hace
lo mismo o terminado el “nuevo nacimiento” (bautismo) se despreocupa de lo que
sigue? Por lo general, y esto se ve cada vez más, nos olvidamos de las promesas
de educación y de seguimiento. Como que la única preocupación fue bautizar y
con eso “ya cumplimos”. Es una provocación para los padres, para los padrinos y
para la Comunidad.
¡No se puede generar una nueva vida y abandonarla!
En nuestra comunidad algo se hace pero habría que buscar además otros
caminos para vivir esta responsabilidad. Esos caminos los tenemos que buscar
entre todos. Todos son: los papás, los padrinos, la Comunidad Cristiana.
Los papás tratando de participar de la formación, de la vida cristiana
dónde se aprende a vivir el mensaje de Jesús, participando de la vida de la Comunidad con sus hijos
aunque ellos no entiendan mucho. En otras palabras: integrándose.
Los padrinos: ellos existen en la Iglesia y para el bautismo con el fin de acompañar
el crecimiento humano-espiritual de sus ahijados. De otra manera no tendrían
razón de ser.
La
Comunidad
(Iglesia): acogiendo, integrando, invitando, acercándose. Ya nuestra comunidad
hace algo al respecto: todos los años envía una cartita a los padres del
bautizado en el mes aniversario del bautismo invitando para la Misa del ultimo domingo de
cada mes y allí dar gracias a Dios por el regalo que recibieron y volver a
comprometerse en esa tarea de educación y acompañamiento. Y así hasta el octavo
año cuando la cartita contiene la invitación a anotarse para la catequesis
específica para los Sacramentos de la Confirmación y de la Eucaristía. Es
en esa catequesis específica que la Comunidad participa más intensamente y
directamente con los niños y los papás.
Esta tarea es importante. Dios quiera que en esto podamos avanzar más
con humildad, coraje y dedicación pues así vamos construyendo el Reino de Dios
y creciendo como Hijos de Dios.
Gracias a los catequistas que preparan para el
Bautismo; gracias a las familias que mandan las cartitas y las distribuyen,
gracias a las catequistas que reciben a los chicos y sus padres para completar la Iniciación cristiana.
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