EDUCAR: del latín “e ducere”: Quiere decir “conducir de
adentro hacia afuera”. Por lo general la educación comienza desde bebés. Y es
una tarea fundamentalmente confiada a los padres. El ejemplo para entender esta
“actividad” fundamental para todo ser humano, es la del agricultor.
La educación cristiana
también comienza desde pequeños y se manifiesta de esta manera: Dios es el
sembrador y coloca la buena semilla de su vida (criterios, principio, valores,
actitudes) en el interior de cada uno (generalmente lo hace en el Bautismo pero
es sobre todo en la transmisión de la verdadera fe, esperanza y caridad); pero
es semilla. Los padres, maestros, catequistas, etc. son los agricultores: lo
que se preocupan de cuidar la semilla, el campo, de regar, sacar los yuyos, ser
la “guía” para que le pequeña semilla que brota no bambolee por la furia del
viento, los que podan las inclinaciones “naturales” con las que venimos a este
mundo y no tienen nada que ver con los que la semilla tendría que producir, más
bien debilitan la pequeña planta impidiendo su desarrollo y futura producción;
la poda es dolorosa pero necesaria para que la planta sea robusta y de buenos
frutos.
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