Son relativamente pocos
los que demuestran interés, se
cuestionan o cuestionan. No se puede amar lo que se desconoce, no se puede
seguir a alguien que no me dice nada pues no lo interpelo. Dice Jesús “busquen
y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Uno de los grandes problemas del
cristianismo hoy es la superficialidad. Buscamos gratificaciones, no el
encuentro con la persona de Jesús; buscamos milagros y no conocimiento;
buscamos religiosidad fácil y cómoda, no “hacer una camino”; buscamos lo
inmediato y nos cuesta asumir compromisos, ser perseverantes, tener la fe
“incondicional” de Abraham (el padre de la fe) [leer Génesis, el sacrificio de
su hijo].
En la primitiva Iglesia
(paradigmática para nosotros) uno de los puntos fijos de la Comunidad era la
“catequesis”. Ésta no tenía como objetivo la preparación a los sacramentos,
como lo hacemos nosotros, sino que el objetivo era el de educar en la fe
permanentemente. “Eran asiduos a la enseñanza de los Apóstoles” leemos en los
Hechos 2,42.
También en la antigüedad,
a la vida cristiana, se la llamaba “camino”
y “se hace camino al andar”; ahora bien, sino sé de qué camino se trata, no sé
a dónde lleva; como está hecho ¿qué hago de ese camino?
Por lo general pensamos
que con recibir algunos sacramentos se soluciona el problema o el tema
religioso. Para ser sinceros los sacramentos no nos hacen cristianos. Eso sí
algunos son el punta pié inicial y son una intervención amorosa de Dios en la
vida de los hombres para acompañarlos en el “camino” que los va haciendo
cristianos (identificando a Cristo). Todo esto tendría que hacernos reflexionar
y sobre todo a las familias de los chicos de la catequesis.
AMAR A LA IGLESIA.
Es otro tema urticante pues por lo general la Iglesia me sirve y nada más.
La Iglesia,
aclarando los tantos, son todos aquellos que por el bautismo y su decisión
personal emprendieron el camino de comunión con Dios y con los hermanos en la
fe y forman una Comunidad. Este es el ambiente natural dónde se mueve mi vida,
donde me alimento, me hago fuerte, aprendo a compartir los valores del
Evangelio, etc. También es una organización, la Comunidad está
organizada. Que hay muchas cosas que no nos gustan, es cierto y esto se debe a
que es “humana”, además de ser “divina” (humana porque estamos nosotros, divina
porque es de Jesús). Pero ella es el lugar, el ámbito que elegí para seguir a
Cristo. Decía el Papa en su último viaje a Alemania “decidir ser Iglesia
es una decisión seria”. Pero, ¿qué motivo hay para estar en la Iglesia, ser Iglesia?:
¡porque es la obra de Jesús! El nos la dejó cuando envió su Santo Espíritu
sobre aquellas personas en Pentecostés. Ella y nosotros adentro, somos ahora
los que hacemos presente a Cristo resucitado, ¡nada más y nada menos! Es
nuestra casa, nuestra familia (no la de la sangre sino la del Espíritu). Cuanto
más podríamos decir…, pero es un “misterio” (= obra de salvación) y nunca lo
entenderemos suficientemente por eso hay que “buscar” siempre una mayor
comprensión y “nadar” en ella con confianza, con fe. Por eso decimos en el
Credo: “Creo la Iglesia,
Una Santa, Católica y Apostólica”.
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