martes, 6 de diciembre de 2011

A LOS CRISTIANOS LES FALTA FORMACION Y PEOR AUN, NO EXISTE INTERES ALGUNO POR FORMARSE.


Son relativamente pocos los que demuestran interés,  se cuestionan o cuestionan. No se puede amar lo que se desconoce, no se puede seguir a alguien que no me dice nada pues no lo interpelo. Dice Jesús “busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Uno de los grandes problemas del cristianismo hoy es la superficialidad. Buscamos gratificaciones, no el encuentro con la persona de Jesús; buscamos milagros y no conocimiento; buscamos religiosidad fácil y cómoda, no “hacer una camino”; buscamos lo inmediato y nos cuesta asumir compromisos, ser perseverantes, tener la fe “incondicional” de Abraham (el padre de la fe) [leer Génesis, el sacrificio de su hijo].
En la primitiva Iglesia (paradigmática para nosotros) uno de los puntos fijos de la Comunidad era la “catequesis”. Ésta no tenía como objetivo la preparación a los sacramentos, como lo hacemos nosotros, sino que el objetivo era el de educar en la fe permanentemente. “Eran asiduos a la enseñanza de los Apóstoles” leemos en los Hechos 2,42.
También en la antigüedad, a la vida cristiana, se la llamaba “camino” y “se hace camino al andar”; ahora bien, sino sé de qué camino se trata, no sé a dónde lleva; como está hecho ¿qué hago de ese camino?

Por lo general pensamos que con recibir algunos sacramentos se soluciona el problema o el tema religioso. Para ser sinceros los sacramentos no nos hacen cristianos. Eso sí algunos son el punta pié inicial y son una intervención amorosa de Dios en la vida de los hombres para acompañarlos en el “camino” que los va haciendo cristianos (identificando a Cristo). Todo esto tendría que hacernos reflexionar y sobre todo a las familias de los chicos de la catequesis.

AMAR A LA IGLESIA. Es otro tema urticante pues por lo general la Iglesia me sirve y nada más. La Iglesia, aclarando los tantos, son todos aquellos que por el bautismo y su decisión personal emprendieron el camino de comunión con Dios y con los hermanos en la fe y forman una Comunidad. Este es el ambiente natural dónde se mueve mi vida, donde me alimento, me hago fuerte, aprendo a compartir los valores del Evangelio, etc. También es una organización, la Comunidad está organizada. Que hay muchas cosas que no nos gustan, es cierto y esto se debe a que es “humana”, además de ser “divina” (humana porque estamos nosotros, divina porque es de Jesús). Pero ella es el lugar, el ámbito que elegí para seguir a Cristo. Decía el Papa en su último viaje a Alemania “decidir ser Iglesia es una decisión seria”. Pero, ¿qué motivo hay para estar en la Iglesia, ser Iglesia?: ¡porque es la obra de Jesús! El nos la dejó cuando envió su Santo Espíritu sobre aquellas personas en Pentecostés. Ella y nosotros adentro, somos ahora los que hacemos presente a Cristo resucitado, ¡nada más y nada menos! Es nuestra casa, nuestra familia (no la de la sangre sino la del Espíritu). Cuanto más podríamos decir…, pero es un “misterio” (= obra de salvación) y nunca lo entenderemos suficientemente por eso hay que “buscar” siempre una mayor comprensión y “nadar” en ella con confianza, con fe. Por eso decimos en el Credo: “Creo la Iglesia, Una Santa, Católica y Apostólica”.

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