Patrono es “Protector”. Y lo podemos deducir precisamente de la catequesis de las primeras comunidades, plasmadas éstas en los Evangelios. Que lugar ocupa José en los Evangelios. Precisamente el de protector de María y de lo que en ella comenzaba a existir, Jesús, y luego en tomarse cura tanto de la madre como del niño.
Claro se ve esto sobre todo en dos pasajes: “no temas recibir en tu casa a María pues lo que ha sido concebido en ella proviene del Espíritu Santo….” Y también “toma al niño y a su madre y huye a Egipto pues quieren matarlo”.
¿Qué se quería transmitir con estos relatos como catequesis a la comunidad? María es el “signo” de la Iglesia (el evangelio de Mateo es ‘eclesiológico’) que lleva en su interior a Jesús realmente. José somos cada uno de nosotros, unidos a la Iglesia, relacionados con ella íntimamente (como un matrimonio….). Entonces: tenemos que querer a la Iglesia a pesar de todo; tenemos que querer lo que hay en ella, Jesús. Por eso “no tengamos miedo” de recibir o vivir en la Iglesia y con la Iglesia. Ella es importante no en sí misma sino por lo que contiene. ¡Y no podemos separar los tantos!
Querer o amar a la Iglesia es también tomarnos la tarea de protegerla, cuidarla, mejorarla pues es el regalo humano que nos dejó Jesús como Testamento el día de Pentecostés.
Además tenemos que ser agradecidos a la Iglesia: a pesar de todo sigue ofreciéndonos a Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario