miércoles, 9 de marzo de 2011

Editorial Marzo 2011 - “LA IGLESIA SIEMPRE SE TIENE QUE PURIFICAR A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS”


Queridas familias:
Vamos viendo que a medida que pasa el tiempo la dejadez religiosa se impone con más evidencia. Es muy difícil motivar, dar razones del porque es necesario y fundamental desarrollar una intensa vida espiritual para que vida “humana” sea plena, tenga sentido y digna de ser vivida. Nos dejamos arrastrar por la cultura de la mediocridad, del facilismo, de la superficialidad. Nos cuesta plantarnos delante del sistema para tomar nuestras decisiones (leer el salmo 1).
Esto se debe a que nos sentimos solos o nos cortamos solos, no somos parte de una familia (la de Jesús). Y al faltarnos alguien que nos guíe no sabemos para donde ir y elegimos lo más fácil.

            El 9 de marzo vamos a comenzar el Tiempo Sagrado de Cuaresma. Digo Sagrado porque es un regalo de Dios, es un tiempo que El nos ofrece para plantarnos delante de nuestra vida y “darnos vuelta” (convertirnos), volver a elegir. Es tiempo de maduración, de toma de decisiones, de ejercitación en actitudes fundamentales como la oración, el ayuno y la apertura a los demás (limosna).
Podríamos decir que la oración hay que cultivarla sea personalmente como comunitariamente. El ayuno es una revisión de nuestras actitudes para ir eliminando las que no corresponden a los valores del evangelio y la limosna es el “compartir” la vida, con lo que ello implica, dentro de la comunidad y con la apertura al mundo.
Nos ayudarán en todo esto a nivel familia cristiana: El miércoles de ceniza: el compromiso en ese gesto de vivir este tiempo sagrado de cuaresma.
La Fiesta de San José (19 de mayo) que es Patrono de la Iglesia (leer Mateo 1, 18-24) nos ayudará a descubrir nuestra postura frente a la Iglesia, significado por María.
La Fiesta de la Anunciación (25 de marzo): La Iglesia, como María, está dispuesta, aún en las dificultades, a llevar dentro de sí, para los demás, al Dios hecho carne en Cristo resucitado.
Tenemos dos caminos: o permanecer al margen y seguir encerrados en nuestro mundo o el otro: abrirnos al proyecto de Dios con total confianza como lo hicieron María y José.
            El Tiempo de Cuaresma es tiempo de revisión, de dialogo, de propuestas en las que todos tomamos parte. Es tiempo de crecer en la “comunión”
            Que Dios los bendiga….

                                                                                  p. Darío

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