martes, 1 de febrero de 2011

EL CORAJE DE LA FE



Ya pasó el mes de enero y muchas cosas van quedando en el recuerdo o ni siquiera en él. Así pasó la Navidad, Año Nuevo y, para muchos, las vacaciones, etc.
Algo queda claro: hay que insistir en la transmisión de la vida de la fe.
Parecería obvio pero no lo es tanto. Y tampoco vemos que haya una excesiva preocupación por ello. Es que el individualismo pega fuerte y el cortarse solo (mis ideas, mi fe, mi creencia) ya justifican todo y me dejan en santa paz. La Navidad, fiesta muy especial de la familia cristiana, dio la tónica. Los criterios para vivir esta fiesta son especiales. Se prima lo que la cultura y la sociedad del consumismo, el formalismo, nos metió adentro y, o por vergüenza, por comodidad o por no contrariar, cedemos en contra de los criterios del evangelio o de nuestra querida Iglesia.

Nadie duda de que estas fiestas son más paganas que cristianas. Hasta tenemos conciencia de ello y frente a las reflexiones que así lo indican asentimos porque de veras creemos que es así. Pero luego…
Por eso es importante que, además de tomar conciencia de la importancia de una cierta coherencia en la vida de fe, es necesario manifestarla y transmitirla. ¡Que este año nuevo sea esa oportunidad que Dios nos ofrece para crecer como hijos suyos y ser capaces de tener el coraje para evangelizar nuestra cultura en las pequeñas cosas y vivencias de  la vida familiar!

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