El Jubileo tiene su origen en el Antiguo
Testamento.
En aquel entonces trataba un tema de
justicia. Estaba instalada la conciencia de que la tierra le pertenecía a Dios
y que, para la subsistencia de sus hijos, se había distribuido entre las once tribus
de Israel (la 12º era la tribu sacerdotal, que se dedicaba al culto y subsistía
gracias a las otras once). A su vez, cada tribu dividía la tierra entre sus
miembros (sociedad patriarcal), pero, siendo los hombres imperfectos, surgieron
problemas: algunos perdieron sus tierras que pasaron a manos de otros de la
misma tribu. Para solucionarlo se dictó una ley por la cual cada 50 años las
tierras enajenadas regresaban sus habitantes originarios. En otras palabras,
cada 50 años todo volvía a su estado original.
Pensándolo ampliamente (y no sólo desde lo
político y social) el Jubileo era una invitación a mirar la realidad con los
ojos de Dios: “hay que recomenzar”. Y así lo queremos vivir hoy: como una
oportunidad que nos regala Dios para “recomenzar” a vivir con más intensidad
nuestra relación original con Dios y con la comunidad. Sería como decimos
normalmente: “borrón y cuenta nueva”. Repito: es una nueva oportunidad que el
Buen Padre celestial nos está dando.
Imaginemos el propósito de Mons. Alejandro
Schell, obispo de Lomas de Zamora, cuando decidió hacer que el Oratorio San
Jorge -que sacerdotes Salesianos dejaban- fuese Parroquia: que se convirtiera
en un “faro” desde donde hombres y mujeres vivieran guiados cristianamente,
ayudados por una educación en la fe, por una vida sacramental, por un compartir
para que “los de afuera” vieran “cómo se aman y los demás reconozcan que son
discípulos de Jesús”. Seguramente monseñor pensaba en una nueva Comunidad que
tendría como misión comunicar, por medio del testimonio, la centralidad de la
vida de Jesús, que nos hace mejores hombres y mujeres, con criterios y valores
evangélicos. Y esto seguramente se lo indicó al P. Juan Carlos, el primer
párroco (1969-1981)
Todo esto nos está señalando el horizonte
hacia el cual tenemos que movernos para vivir el Jubileo.
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