SETIEMBRE:
MES DE LA BIBLIA
Preparar el Jubileo de
nuestra Comunidad significa revisar nuestra vida cristiana en los elementos más
importantes que hacen de nuestra Gran Comunidad lo que Jesús soñó: Eucaristía y
Palabra. En el mes de junio y con motivo de la Fiesta del Corpus Christi, hablamos
de la Eucaristía. Este mes de setiembre, revisaremos el elemento que permite la
realización de la Eucaristía: la PALABRA. De hecho, “la Palabra se hace Carne”.
Mucho se habla hoy de la
importancia de la Palabra de Dios para el que quiere caminar cristianamente.
Cincuenta años atrás se hacía más hincapié en que lo importante era recibir
todos los sacramentos, por este motivo, el desconocimiento de la Palabra era
total para la mayoría de los cristianos. El tema se plantea no en cuanto
oposición, sino como integración; como inclusión, antes que separación; en
resumen, como “unidad”. Pero después de medio siglo: ¿vemos que la Palabra de
Dios es “pan” para los cristianos? ¿La valoramos y nos interesa conocerla y
entramos en ella?
Señalemos unos pocos datos
para comprender los cambios que se dieron en estos años y que expresan su
importancia: librerías y parroquias se inundaron de ejemplares de la Biblia
(Antiguo y Nuevo Testamento); se dio relevancia, durante la Celebración de la
Misa, a las dos mesas: la de la Palabra (Ambón) y la de la Eucaristía (Altar);
toda catequesis, que antes implicaba un conjunto de nociones elaboradas, parte hoy
de la Palabra de Dios; las homilías son ahora una explicación actualizada de la
misma Palabra; los valores o criterios cristianos se fundamentan y proponen a
partir de lo que enseñó y vivió Jesús; etc.
Todo este esfuerzo se
experimentó a nivel general, pero en el ámbito particular ¿funciona esto así
para mí? Este mes constituye una propuesta que la Iglesia nos hace nuevamente para
que cada uno se coloque frente a la Palabra de Dios y la vaya tomando como
“alimento” diario. Es un ejercicio que tiene por finalidad dejarnos “penetrar”
por ella, como dice San Pablo, como espada de doble filo, para que así como la
Palabra creó el universo y al hombre (rever la Creación) esa misma Palabra nos
vaya “recreando” permanentemente.
A continuación se presenta un
método simple, llamado “Lectio divina”, que nos ayuda a “encontrarnos” con
Jesús en la Palabra. La Lectio Divina nos propone que, después de la lectura
atenta de un breve texto bíblico elaboremos:
1. ¿Qué dice objetivamente el texto en el contexto?
2. ¿Qué me dice en mi contexto?
3. ¿Qué le respondo?, ¿con qué actitud?
4. Cierre del ejercicio: hago mi oración de agradecimiento,
de pedido, de perdón, arrepentimiento, etc.
La propuesta final consiste
en que, durante este mes de setiembre, nos comprometamos en el ejercicio del
encuentro con la Palabra, para que el mismo redunde en beneficio nuestro y de
todos, y que nuestro Jubileo marque un antes y un después con relación a ella,
la que “nos re-crea” personal y comunitariamente. Por último, el ideal sería
poder compartirla semanalmente con otros, conformando pequeños grupos de
reflexión y ejercicio de la Lectio Divina.
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