El 8 de setiembre, fiesta de la Natividad de la
Virgen María, peregrinamos con toda la diócesis a la Basílica de Luján. Es un
momento importante en la vida de una Comunidad Parroquial por dos motivos:
1.
María es siempre Madre, especialmente de todos los cristianos.
Honrarla, invocarla y agradecerle su maternidad es un gesto muy importante que
expresa nuestra devoción hacia ella y más: nuestro amor. Esta peregrinación es
un gesto de amor bien concreto.
2.
Ir con la Comunidad diocesana es también importante pues es signo
de que “no nos cortamos solos”. Somos parte de la “Iglesia particular”,
expresión y célula de la Iglesia universal, así como nuestra comunidad es parte
y célula de la Iglesia particular o diócesis.
Estamos
todos invitados.
Ese sábado se
suspende la Misa en la Parroquia
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