domingo, 16 de octubre de 2016

DE LA CONSAGRACION DEL LA CAPILLA ESPÍRITU SANTO

El pasado 19 de setiembre nuestra Capilla del Espíritu Santo recordaba el 18 aniversario de su Consagración. La Misa y el festejo fue celebrado el sábado 24. Con tal motivo el P. Darío envió a esa Comunidad una carta desde Italia, uniéndose a este hermoso recordatorio y festejo.

Querida Comunidad de la Capilla Espíritu Santo:
 Hoy sábado festejamos el nuevo aniversario de la consagración de ese Templo dedicado al Espíritu Santo. Es una fecha importante ya que el Templo, como enseña la Palabra de Dios, es el signo de la Comunidad, Templo vivo de Cristo. Es importante ver más allá de lo visible pues ahí radica la FE.
Para nosotros,  festejar este acontecimiento, es importante porque lo queremos. La cultura de hoy, muy materialista por cierto, no tiene en cuenta las realidades del espíritu, que no se ven pero existen. Nosotros podemos ayudarnos a visibilizarlas.
De por sí el nombre  “Espíritu Santo” es todo un programa. Sabemos lo que es el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y sin Él nada es posible. Por ello es muy importante dejarse conducir por Él sin pretender que lo que se nos ocurre es inspiración del Espíritu. Es que juntos vamos descubriendo los caminos que Él nos va indicando. Por eso es muy importante no tanto estar “reunidos” cuanto estar “unidos”.
Muchos entienden esto y  permanecen fieles en las adversidades buscando caminos de unidad y también, por qué no, de misericordia y reconciliación. Otros miran más los rostros y van caminando con simpatías y antipatías, miran los defectos y no las virtudes; otros son como el terreno de la Parábola del sembrador: asfalto, terreno pedregoso, terreno lleno de hierbas malas.
Hace poco nuestro obispo me escribió y me decía que el problema de fondo de tanta incoherencia y superficialidad es la falta de fe. Yo diría “de respuesta seria y comprometida al don de la fe” que hemos recibido. Las preocupaciones excesivas de la vida moderna impiden esa respuesta si no estamos atentos y vigilantes.
Un año más. No bajemos los brazos y cada uno desde su lugar busque responder a la voz del Espíritu para que la pequeña Comunidad sea “esa Luz puesta en lo alto del monte para iluminar el barrio”. Ya sabemos que no es cuestión de misas y celebraciones que muchas veces terminan por estar alejadas de la vida diaria. Eso sí, ellas nos enriquecen y nos motivan, son centro que irradian lo que nos dan… En el fondo ellas están para ser fuentes de misericordia y reconciliaciòn.
De parte mía un “GRACIAS” a todas las personas que ofrecen sus dones, su tiempo, sus preocupaciones para nuestro Templo y lo que él significa. Si podemos festejar un año más es por ellas y merecen las oraciones de todos.
A todos un fuerte abrazo y mi acompañamiento desde aquí.

Darío

Gavardo, 24 de setiembre 2016

viernes, 14 de octubre de 2016

ACTIVIDADES DEL MES DE OCTUBRE

El día 29 de agosto celebramos en comunidad: la FIESTA DE LA FAMILIA. ¡Qué importante es que no dejemos en el olvido este concepto cristiano, como así también, el llamado a “ser familia” que implica!
Mirando hacia atrás, pareciera que antes era más fácil sentirse familia, que había también más conocimiento del otro; por el contrario, hoy en día, arrastrados por la cultura del individualismo, nos hemos dejado seducir por “espejitos de colores”. Por tanto, para volver al criterio cristiano original de “familia”, debemos insistir en la “cultura del Encuentro”: si los tiempos son distintos y no se puede volver atrás, hay que mirar al futuro con las ideas claras y firmes. Para esto, dejémonos iluminar por la catequesis de Papa Francisco con relación a la familia y la Parroquia, y recordemos aquel pasaje de Jesús en el que, cuando le avisan que su madre y sus parientes estaban buscándolo, responde de manera clara y precisa: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?”, y luego, mirando a la multitud agrega: “Estos son mi madre y mis hermanos”. (Mateo 12, 46-50).
En el caso particular de nuestra comunidad, sepamos bien que todos estamos invitados a participar de esta familia de San Jorge y del Espíritu Santo: ¡qué nadie se sienta excluido por ningún motivo! Siendo fieles a lo que nos enseña Jesús, insistiremos permanentemente en esta invitación. Dejemos que los criterios que Él nos enseñó y que están plasmados en el Evangelio sean los que nos conduzcan auténticamente hacia Jesús y completamente fuera de  “la moda” del momento actual.


SUGERENCIA: durante este mes pueden leer la Exhortación Apostólica del Papa Francisco “Amoris laetitia”, sobre el amor en la familia (hay un resumen en el mismo envío).

jueves, 13 de octubre de 2016

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO: FAMILIA Y PARROQUIA

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
Quisiera hoy detener nuestra atención en el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana. Es un vínculo, por así decir, “natural”, porque la Iglesia es una familia espiritual y la familia es una pequeña Iglesia.
La Comunidad cristiana es la casa de aquellos que creen en Jesús como la fuente de la fraternidad entre todos los hombres. La Iglesia camina en medio de los pueblos, en la historia de los hombres y de las mujeres, de los padres y de las madres, de los hijos y de las hijas: esta es la historia que cuenta para el Señor. Los grandes acontecimientos de las potencias mundanas se escriben en los libros de historia, y permanecen allí. Pero la historia de los afectos humanos se escribe directamente en el corazón de Dios; y es la historia que permanece eternamente. Es este el lugar de la vida y de la fe. La familia es el lugar de nuestra iniciación --insustituible, indeleble-- en esta historia. En esta historia de vida plena que terminará en la contemplación de Dios para toda la eternidad en el cielo, pero comienza en la familia y por eso, es tan importante la familia.
El Hijo de Dios aprendió la historia humana por esta vía, y la recorre hasta el final. ¡Es hermoso volver a contemplar a Jesús y los signos de este vínculo! Él nació en una familia y allí “aprendió el mundo”: un taller, cuatro casas, un pueblo. Y sin embargo, viviendo durante treinta años esta experiencia, Jesús asimiló la condición humana, acogiéndola en su comunión con el Padre y en su misma misión apostólica. Después, cuando dejó Nazaret y comenzó la vida pública, Jesús formó en torno a él una comunidad, una “asamblea”, es decir una con-vocación de personas. Este es el significado de la palabra “iglesia”.
En los Evangelios, la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia acogedora, no de una secta exclusiva, cerrada: nos encontramos con Pedro y Juan, pero también al hambriento y al sediento, al extranjero y al perseguido, a la pecadora y al publicano, a los fariseos y a la multitud. Y Jesús no cesa de acoger y de hablar con todos, también con el que ya no espera encontrar a Dios en su vida. ¡Es una gran lección para la Iglesia! Los discípulos mismos han sido elegidos para cuidar de esta asamblea, de esta familia de huéspedes de Dios. Para que esté viva hoy esta realidad de la asamblea de Jesús, es indispensable reavivar la alianza entre la familia y la comunidad cristiana. Podríamos decir que la familia y la parroquia son dos lugares en donde se realiza esta comunión de amor que encuentra su fuente última en Dios mismo. Una Iglesia de verdad según el Evangelio no puede no tener la forma de una casa acogedora. Con las puertas abiertas siempre. Las iglesias, las parroquias, las instituciones con las puertas cerradas no se deben llamar iglesias, se deben llamar museos.
Hoy, esta es una alianza crucial.  “En contra de los 'centros de poder' ideológicos, financieros y políticos, volvemos a poner nuestras esperanzas no en estos centros de poder, sino en los centros del amor. Nuestra esperanza está en estos centros del amor. Centros evangelizadores, ricos de calor humano, basados en la solidaridad y la participación”, y también en el perdón entre nosotros.
Reforzar el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana es hoy indispensable y urgente. Por supuesto, se necesita una fe generosa para encontrar la inteligencia y la valentía para renovar esta alianza. Las familias a veces dan un paso atrás, diciendo que no están a la altura: 'Padre, somos una pobre familia y también un poco destartalada', 'no somos capaces', 'tenemos ya tantos problemas en casa', 'no tenemos la fuerza'. Es verdad. Pero ninguno es digno, ninguno está a la altura, ¡ninguno tiene las fuerzas! Sin la gracia de Dios, no podremos hacer nada. Todo nos es dado gratuitamente. Y el Señor no llega nunca a una nueva familia sin hacer algún milagro. ¡Recordemos lo que hizo en las bodas de Caná! Sí, el Señor, si nos ponemos en sus manos, nos hace hacer milagros. Milagros de todos los días cuando está el Señor en esa familia.
Naturalmente, también la comunidad cristiana debe hacer su parte. Por ejemplo, tratar de superar actitudes demasiado directivas y demasiado funcionales, favoreciendo el diálogo interpersonal y el conocimiento y la estima recíproca. Las familias tomen la iniciativa y sientan la responsabilidad de llevar los propios dones preciosos para la comunidad. Todos debemos ser conscientes de que la fe cristiana se juega en el campo abierto de la vida compartida con todos, la familia y la parroquia deben cumplir el milagro de una vida más comunitaria para toda la sociedad.

     En Caná, estaba la Madre de Jesús, la “madre del buen consejo”. Escuchemos nosotros también sus palabras: 'Hagan todo lo que él les diga'. Queridas familias, queridas comunidades parroquiales, dejémonos inspirar por esta Madre, hagamos todo lo que Jesús nos diga, y nos encontraremos ante el milagro, el milagro de cada día. Gracias.

miércoles, 12 de octubre de 2016

AVISO



EL SABADO 15 DE OCTUBRE
 FIESTA DE SANTA TERESA, PATRONA DE LANUS

Con motivo de la celebración del Día de Santa Teresa, Patrona de Lanús,
la misa en la Capilla Espíritu Santo queda suspendida.

Están invitados a la procesión y misa de la ocasión

en la Capilla de Santa Teresa (Melo y Llavallol)      

martes, 11 de octubre de 2016

20 DE NOVIEMBRE, FIESTA DE CRISTO REY

20 DE NOVIEMBRE, FIESTA DE CRISTO REY
FINALIZA EL AÑO DE LA MISERICORDIA

Este año estamos abocados en preparar este final de Año Pastoral teniendo en cuenta lo que nuestro Papa Francisco nos ha indicado: profundizar y vivir la Misericordia. No es un tema menor, es esencial. Si tomamos en serio la Palabra de Dios y no nos conformamos solo con oírla sino que la “escuchamos” vemos que nos dice:
1.     “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lucas6, 36).     Si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, esa misericordia es parte de nuestro ADN. La misericordia es para con nosotros mismos y sobre todo para con los demás, recreando en medio de las dificultades humanas, relaciones nuevas.
2.     “Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilio con Él por intermedio de Cristo y nos confió (a todos) el ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso les suplicamos en nombre de Cristo: Dejénse reconciliar con Dios” (2 Corintios 5,16)
Este texto nos ayuda a comprender nuestra misión y el esfuerzo que tenemos que hacer para que nosotros y los hombres y mujeres de nuestro alrededor puedan tener paz. Minimizar esto y armarnos nuestros propios criterios hace que nos alejemos de Cristo.
Renovar el ambiente, la Iglesia, exige vivir esta misión.
3. “Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de Misericordia para poder ir         al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios” (Papa Francisco)
A partir de esta frase se nos ocurrió terminar este Año de la Misericordia, en la Fiesta de Cristo Rey, encontrándonos con todos aquellos que en distintos momentos formamos parte de esta Comunidad parroquial.
Reviviremos la Parábola del Padre Misericordioso (Lucas 15, 11)
Ya tuvimos una reunión para sentar las bases del festejo.
El mismo será el próximo 20 de noviembre. Comenzará con la Misa dominical  y luego compartiremos un almuerzo tipo bufete, charlas, música, juego para niños, mates.
La entrada tendrá un valor de $20 e incluirá un vaso de gaseosa y una empanada.
Es importante que nos acompañes en la Segunda reunión de organización el próximo sábado 8 de octubre a las 9 hs. En la Parroquia San Jorge.
Qué bueno es poder ver a los que llevamos en el Corazón por el tiempo compartido en el camino de Jesús.

         Si te interesa vivir la Misericordia, ¡No faltes!

4 DE OCTUBRE – SAN FRANCISCO DE ASIS

ORACION DE FRANCISCO

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,

y muriendo se resucita a la vida eterna.

EL CRISTIANO ANUNCIA SIEMPRE Y EN TODAS PARTES LA BUENA NOTICIA DE JESÚS, LLEVANDO LA PAZ

Queridas familias:
Octubre: mes de la misión. La misión es, como vimos el mes pasado, el otro pulmón de la Iglesia después de la oración o conocimiento orante de la Palabra de Dios; mientras que el misionero o evangelizador es el cristiano que sabe y realiza la comunicación de la fe en el ambiente en el que desarrolla su vida (casa, vecinos, trabajo, etc.). El Papa Francisco nos habla de “una Iglesia en salida”; evidentemente, nuestro Pontífice tiene conciencia de que “estamos encerrados y en bajada”, es decir, de que la realidad de esta cultura eclesial consiste en un “cristianismo light”: el pseudo-creyente que “se corta solo”, el individualismo religioso, el manoseo de los sacramentos, el no tener más reglas, normas, mandamientos, bienaventuranzas (elementos, estos últimos, fundamentales por ser una “Constitución” de la Iglesia).
Por todo lo expresado, el Papa Francisco nos pide que terminemos con la acedia egoísta. Para conocer y ampliar este concepto, se sugiere leer en la exhortación apostólica del Evangelii Gaudium los capítulos 81-82: “No a la acedia egoísta”. Allí se describen estas situaciones que suceden en el mundo eclesial y, por ende, también en nuestra Parroquia. Muchos dirán que la solución para evitar la acedia es difícil, sino imposible, no obstante, el Papa nos da una respuesta en el capítulo 263 del mismo documento apostólico: “Motivaciones para un renovado impulso misionero”. Léanlo: ¡es interesantísimo!
También el Evangelio enseña que debemos concienciarnos y asumir que “todos somos discípulos misioneros” (Lc. 10, 1-12). La misión está implícita en el don de la fe recibida y hay que sacarla a la luz, expresarla vivamente: cada uno de nosotros, con nuestro propio “creo”, la asumimos, nos comprometemos, damos nuestra respuesta vital. Si nos quedamos solamente con el enunciado de la fe y no lo llevamos al “creo” personal quiere decir que estamos apenas en el comienzo del camino cristiano… ¡aunque tengamos setenta años!
La misión es la de los setenta y dos discípulos (72 = número de las naciones que conocían los judíos de la época): llevar la Paz a los demás preparando el camino a Jesús, que es el único que puede cambiar nuestra vida pues es el “Príncipe de la Paz
Es importante además recordar lo que dijimos el mes pasado: el encuentro con la oración -acción orante con la Palabra de Dios- va aclarando, motivando, iluminando la misión; ambas acciones se complementan. En este punto, resulta ampliamente esclarecedora la explicación del Papa Francisco en los capítulos 119 a 121 del Evangelii Gaudium: “Todos somos discípulos misioneros”; leerlo concientemente resulta imprescindible.

Finalmente, quisiera recordar que este documento programático, el Evangelii Gaudium  (La alegría del Evangelio), tiene, por tanto, el objetivo de despertar en todos los cristianos el regocijo de renovarnos y de comunicar la alegría evangélica a todos los demás. Octubre es, entonces, un mes para tomar conciencia y ver entre todos qué y cómo podemos hacer, cada uno en nuestra particular situación. El Espíritu no nos dejará solos…Y para ello que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.