miércoles, 11 de mayo de 2016

LA MISERICORDIA DE DIOS



El Papa Francisco declaró al periodo comprendido entre el 8 de diciembre de 2015 hasta el 23 de noviembre del corriente año como el Año de la Misericordia.
Sabemos de la permanente insistencia del Papa en ayudarnos a descubrir el corazón de Dios, rico en Misericordia, infinitamente misericordioso, etc., voluntad basada en la convicción de que todo puede cambiar si nos dejamos “misericordiar” por Dios de una manera concreta y si asumimos su esencialidad en nuestra vida “misericordiando”. Misericordiar y misericordiando son verboides (infinitivo y gerundio, ambos neologismos) que indican especialmente un camino y un proceso, una  construcción que se va realizando.
Este período misericordioso es, además, Jubileo, y como tal constituye la única manera de permanecer unidos a Dios: a través de relaciones nuevas con nuestros hermanos. Así, nos relata el Antiguo Testamento en Levítico 25 que durante un año Jubilar se pretende que todos recuperen lo que se ha perdido, generalmente por abuso de poder. La palabra Jubileo viene de “júbilo”, sinónimo de alegría, y la alegría se consigue cuando hacemos las cosas desde el corazón y con entrega amorosa, dando también desde nuestra pobreza. Por otra parte, el jubileo o “año de gracia” fue anunciado por el mismo Jesús en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4, 19), por tanto, la instauración de un año de gracia comienza con Jesús y durará, a instancias de Cristo, repitiéndose, durante toda la existencia humana.
Teniendo en cuenta que Jubileo es un “recomenzar” a partir de la “Gran Misericordia que Dios tiene para con nosotros” tengamos en cuenta y, sobre todo, participemos de los tres acontecimientos jubilares en nuestra Diócesis, que son:
- El sábado 7, Jubileo de los niños: a partir de la misericordia de Dios que los niños, ayudados por sus padres, comprendan que la catequesis es un proceso que no termina nunca, mucho menos con la Primera Comunión; por el contrario, que con ella comienza la vida cristiana para todos.
- El sábado 14, Jubileo de los jóvenes. Se invita a todos los jóvenes a dejarse conducir por el Espíritu, el de la sabiduría, el del consejo, el de la fuerza nueva para vivir contra corriente. Por eso este jubileo se realiza en la Vigilia de Pentecostés. No importa en qué situación religiosa se encuentre la persona: Dios llama a todos, y, en este caso, a todos los jóvenes busca e invita. A los que entienden esta oportunidad, la misión de comunicar la invitación.
- El sábado 28 el Jubileo de las familias: nueva oportunidad para “alegrarse” en la misericordia de Dios, en esta oportunidad, como familias y comunidad.

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