martes, 12 de abril de 2016
Celebracion de las Fiestas Patronales
viernes, 8 de abril de 2016
¿QUÉ QUIERE DECIR “CONSAGRAR” UN TEMPLO?
Cada 20 del mes de abril recordamos un nuevo aniversario
de la Consagración
de nuestro Templo Parroquial. Y lo hacemos por dos motivos que creo
importantes:
1. Con la
“consagración” expresamos que hay un lugar sagrado, privilegiado, donde Dios
está presente de una manera especial, muy distinta a todas las otras
presencias. Un lugar especial dónde Él quiere reunir a sus hijos e hijas para
encontrarse con ellos. Es el Templo Parroquial donde normalmente se celebran
los Sacramentos, signos sensibles y eficaces por medio de los cuales Él nos
alimenta, fortalece, nos instruye, nos educa y nos ayuda a ser hermanos entre
nosotros. En el Templo, más precisamente en el Sagrario, está presente el mismo
Hijo de Dios con quien nos podemos encontrar y contarle nuestras cosas. En él hay
algunas imágenes que nos recuerdan los que fueron y son amigos de Dios,
intercesores para que caminemos hacia Él. También tenemos un lugar dónde están
muchos de nuestros familiares y amigos difuntos que nos recuerdan que nosotros,
no ellos ya, vivimos en la esperanza del reencuentro; ellos son nuestras raíces
y nos pueden seguir acompañando y fortaleciendo.
2. El Templo es el
signo de que somos una familia, la de Jesús, y, si él es consagrado, con mayor
razón lo somos nosotros que lo habitamos, que compartimos la vida, que crecemos
juntos en la tarea común que es la de
comprometernos por construir una sociedad según su proyecto con valores humanos
positivos y valores espirituales. Es importante comprender que “somos
consagrados”, personas sagradas, y que ya compartimos la misma naturaleza de Dios
gracias a su Misericordia que se manifiesta en la muerte y resurrección de su
Hijo. Consagrados, hoy, es “ser misericordiosos como el Padre es
misericordioso”. Tarea que comienza en primer lugar dentro de la familia, la
humana y la comunitaria, para proyectarse, como evangelizadores, a todos los
demás con los pequeños gestos cuotidianos. “Consagrados” es comprender que ya
es solo Dios nuestro punto de referencia y a Él nos debemos; lo demás adquiere
sentido cuando mantenemos esa relación: “amarás al Señor tu Dios con todo el
corazón, con toda el alma y todo tu espíritu y a tu prójimo como a ti mismo”.
3. La Fiesta de la Consagración de
nuestro Templo es una muy buena oportunidad para recordar en nuestras oraciones
la vida y el ministerio del P. Juan Carlos Tondato. Él dio impulso a toda
nuestra estructura externa y también la interna, construyendo la Comunidad en continuidad
con lo que venía haciendo la Comunidad Salesiana. Ser agradecidos, aunque
muchos no lo hayan conocido, es una gran actitud cristiana.
miércoles, 6 de abril de 2016
SAN JORGE: NUESTRO PATRONO
Este mes está dedicado de manera especial a nuestra Comunidad
Parroquial: por el aniversario de la Consagración del Templo y por la Fiesta de nuestro Patrono
San Jorge.
Es una muy buena
continuación de la Pascua
ya que ella nos da pie para que pongamos en acto lo que nos ha ofrecido: la
misericordia de Dios y la invitación “a lavarnos los pies los unos a los otros”
por medio del compromiso de vivir como una familia, interesándonos por ella y
amándola aún con nuestros grandes o pequeños defectos. ¡Sólo así se construye!
El día 23, sábado, nos
visitará el Obispo Mons. Roben O.
Frassia, que celebrará la
Eucaristía en nuestras Fiestas Patronales y luego compartirá
con nosotros la cena comunitaria.
Todos estamos invitados: ¡que
la Cena sea un
motivo y ocasión más para “encontrarnos como familia”!
(La tarjeta para la participación a este evento tendrá un valor de
$120 para los mayores y de $70 para los menores).
lunes, 4 de abril de 2016
LA MISERICORDIA DE DIOS
La familia cristiana -podríamos decir- tiene
su fundamento en tres momentos o gestos (como un trípode = tres patas): la Palabra de Dios, los
signos sacramentales, la
Caridad.
1. La Palabra de Dios: (leer Mateo 7,24-27).
Decía San Jerónimo (que dio impulso a la Biblia ) que “el desconocimiento de la Sagrada Escritura
es desconocimiento de Cristo”. Junto a la Palabra de Dios está la Catequesis Permanente
-e independiente de la que prepara a los sacramentos (especialmente la de los
niños). De hecho, los Evangelios son los textos de las catequesis de las
primitivas comunidades. ¡Es Dios que nos habla! Francisco, ya en varias
oportunidades, regaló un pequeño Evangelio a los que lo escuchaban en la Plaza de San Pedro para que
esos receptores lo llevasen siempre consigo y lo leyesen concientemente... Pero,
¿cómo es nuestra relación con la
Palabra de Dios? [¡Cuántas veces se pregunta en la liturgia
de la Palabra
acerca del evangelio del domingo anterior, y pocos o casi nadie lo recuerdan!].
2. Los Signos Sacramentales: Dios (Jesús) está presente siempre pero de
una manera especial por medio de los sacramentos que acompañan la vida del
hombre desde que nace hasta que deja este mundo. Así, nos acompaña, nos
enriquece, nos alimenta, nos fortalece. El centro de la vida sacramental es la Eucaristía , que es
ofrecernos con Él: comunión con él y los hermanos. Así, Jesús nos dice: “Yo
estaré siempre con ustedes hasta el fin de mundo”.
Si al trípode le falta una
pata se cae; lo mismo nos pasa si minimizamos o relativizamos la vida
sacramental (los siete sacramentos y especialmente la Eucaristía ).
3. La Caridad : ¿qué es? La caridad es el Amor de Dios (agapé). No es solamente cáritas (la ayuda a los necesitados). La
caridad es comunión, y que, si es verdadera la que tenemos con Dios, se hace
realidad con los demás, especialmente con los miembros de la familia cristiana.
Por eso, Caridad es: relaciones nuevas, perdón, consideración y reconocimiento
del otro, ponerse en la situación del otro, derrochar actitudes fraternas con
los demás. Nada más y nada menos que como hace Dios con nosotros, con todos:
“Él hace salir el sol sobre buenos y malos, hace llover sobre buenos y malos”.
Las obras de misericordia, corporales y espirituales, son parte de la Caridad. Son obras
concretas que la tradición de la
Iglesia , basada en la Palabra de Dios, nos propone.
Ahora bien, ¿la Caridad es parte de nuestra
vida Cristiana?; ¿la comunión, el “encuentro” entre nosotros, nos interesa y la
cultivamos?; ¿es suficiente encontrarnos (si podemos llamar “encuentro”) el
venir a Misa?: “Dios perdona mucho a quien mucho ama” (leer Lucas 37,36-50)
Ciertamente, el “camino” que nos propone la Iglesia a partir del
Evangelio es un camino “ordinario” y gradual para cada persona. No se niega que
Dios tiene otros caminos para que todo hombre o mujer lleguen a él. Lo que sí
es importante que, quien decide seguir a Jesús en esta Iglesia, asume un
compromiso pues no todo da lo mismo. Los otros caminos los ponemos en la Misericordia de Dios.
viernes, 1 de abril de 2016
LOS SANTOS NOS ENSEÑAN QUE ES POSIBLE VIVIR SERIAMENTE LA COMUNIÓN CON DIOS Y CON LOS HERMANOS
Queridas familias:
Hemos celebrado la Pascua , la Gran Misericordia
de Dios, la nueva oportunidad que Él nos ha ofrecido para retomar “el Camino”
que Jesús nos indica, un camino que vemos reflejado en las celebraciones de
este mes: las Fiestas de nuestra Parroquia. Más precisamente, se trata de la
celebración del 36º aniversario de la Consagración
de nuestra Casa común, el Templo y por sobre todo “nuestra Comunidad” (el día
20), y las Fiestas Patronales (el sábado 23). A su vez, son acontecimientos del
mes de abril enmarcados por la
Misericordia , ya que el domingo 3 celebramos el “Día de Jesús
Misericordioso” (al respecto, es muy valioso que hayan leído la catequesis del
Papa Francisco que transcribimos en el Boletín Parroquial en el mes de febrero
-con motivo del 47º aniversario de la creación de nuestra Parroquia- sobre la
relación entre “la familia y la
Parroquia ”).
El “camino” que nos propone
Jesús es “ser la Familia
de Dios”, es decir, que cada comunidad lo sea para que la Iglesia se constituya como
la “comunidad de comunidades cristianas que comparten la misma fe en
Jesucristo”. Es difícil hablar de “familia” en los momentos actuales ya que
cada uno piensa este concepto a su manera y lo vive como quiere y puede; más
aún, resulta dificultoso cuando no hay un parámetro ni amparo certero por parte
de aquellos que tienen la responsabilidad del bien social y de la construcción
de una nación.
La familia parroquial o Comunidad,
como dice Francisco, no solo vive “hacia adentro” (y muchas veces con demasiado
individualismo interno) sino que, como toda familia, también es “educadora”. La
educación (el “conducir” lo que Jesús ha puesto dentro de nosotros, su Buena
Noticia o Evangelio) es “hacia fuera”, para edificar. No obstante, se puede
educar, crecer en los valores, siempre que en la familia exista el Amor,
elemento esencial para toda relación
educadora, como así también que, en las relaciones interpersonales de la vida
familiar, se cultive la Misericordia entre sus miembros sin “buscar la aguja
en el pajar” para desacreditar a los otros.
En definitiva, la
misericordia -en la familia, en la sociedad- tiene que ser reflejo de la Misericordia de Dios
(como hemos dicho en el rincón de la catequesis del mes pasado) y, tal como nos
lo recuerda Jesús en el evangelio de Lucas 6,36, implica un imperativo: “sed
misericordiosos como el Padre es misericordioso”. Sin esta voluntad, nunca
avanzaremos en el camino que nos propone Jesús para nuestro bien, y estaremos
frenando la Instauración
de la Soberanía
de Dios (su Reino)
Que por intercesión de San
Jorge, Dios nos bendiga a todos
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